
No. Otra vez no. En cuestión de segundos mi corazón se encogió y la angustia empezó a apoderarse de mi cuerpo. Ya había tenido esta sensación antes. Ya había vivido esta experiencia con anterioridad y lo único que desencadenó entonces fue tragedia y sufrimiento. ¿Se estaba repitiendo la misma historia? ¿Estaba apunto de leer algo que me enojaría o me rompería por dentro? ¿Qué demonios era eso? ¿Qué podría significar todo esto? No quería saberlo. Ni si quiera quería recoger esa dichosa nota, pero al mismo tiempo algo por dentro me decía que era mi deber leer su contenido, que se trataba de algo importante. Así pues, fui valiente, me levanté del lecho sigilosamente y con lentitud caminé hacía la vela. Me agaché decidida y minuciosamente osé leer aquella nota rugosa y misteriosa...
"Querida, Pandora:
Una vez más, soy yo. Soy yo volviendo a decirte adiós. Soy yo volviendo a partirte el corazón de acero que posees. Sé que estás harta de esta situación. Sé que has intentado por todos los medios remediar las adversidades que se han presentado, pero nuevamente debo de confesarte que soy yo la principal causa de todos tus males.
Desde que supiste la verdad que esconde mi identidad has intentado luchar contra tu destino. Pero es irremediable. Ya no hay salvación para ambos. Sólo puede quedar en pie uno de nosotros. Y está claro que ese ser eres tú, Pandora. Este es tu Edén, tu reino, tu hogar. Yo soy el intruso que vino con esperanzas de perdón y segundas oportunidades, sin embargo, mucho me temo que dentro de esta caja no hay lugar para mí. Mi crimen fue muy grande, cruel e imperdonable. Tú lo sabes muy bien y al fin yo soy consciente de ello. ¿Qué puedo hacer? Por mucho que intente buscar redención lo único que consigo es traerte dolor y agonía.
Es por eso por lo que he decidido marcharme. No sé durante cuánto tiempo. No sé si quiera si realmente volveré. Pero es necesario. Yo lo siento así y sé que con el tiempo tú lo comprenderás, porque eres Pandora, porque eres fuerte. Porque eres una auténtica Emperatriz y porque eres fuego. Así pues, no quiero que me perdones, al contrario, ódiame si lo necesitas. Pero por favor, por favor te lo pido, no me busques ni derrames una sola lágrima de sangre por mí pues no me lo merezco. Simplemente, intenta vivir esta nueva vida con alegría y busca como sea la verdadera felicidad en ti misma. Olvida el pasado. Olvídame a mí. No pierdas tu tiempo en vengarte. Simplemente, sueña grande, con intensidad, con ímpetu. Simplemente, trae la luz a este jardín de los placeres prohibidos.
Hasta siempre."
No hay comentarios:
¿Confesarás tu pecado, intruso?