» Cuando el veneno sabe a hiel.

Sin saber muy bien cómo he llegado aquí, he hecho de este lugar un autentico santuario. No sé qué pasará al final, pero tampoco me importa. En un mundo lleno de fantasía me ubico, feliz. En realidad no estoy sola del todo. Aquí las flores te escuchan y los pájaros cantan conmigo, pero yo es sólo mi existencia el cual piensa. Me pierdo, me pierdo, me pierdo por completo y hago todo lo que quiero. No me falta de nada. No necesito a nadie. Este es un lugar libre de hombres y de toda clase de maldad. ¿Por qué querría volver a casa? Sí, es absurdo. Al final le voy a pillar el gustillo con la idea de que no estoy cuerda. Me tumbé una vez más en la verde hierba, cerré los ojos y mi cabeza se inundó de innumerables imágenes. Creo que a eso lo solían llamar "soñar". Era muy extraño porque todo me resultaba extremadamente familiar. Pero yo habitaba aquí sola, sin nadie al que "amar" o "echar de menos". Sí, son extraños sentimientos humanos que no sé por qué los conocía si a los locos no se les denominaban personas por aquel entonces. Sé que lloré al despertar, sin saber por qué. Sintiéndome más extraña y confusa que nunca.

¿Qué era esto?. ¿Por qué me era familiar?.

¿Realmente tiene algún significado?. ¿Por qué eso?

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Miraba hacia el abismo buscando las maneras para olvidarte, pero no pude con ello por lo que pensé en la manera de poder tenerte más cerca. Pasaban los segundos, los minutos, las horas y hasta los días, y aún así ya parecía que habitabas en mi memoria.

Al final me acostumbré a tu presencia junto a mí. Aunque fuera solo tu alma.

Te fuiste una noche de helado invierno y nunca volviste. Aterrado, fui en tu busca pero solo encontré la mitad de tu esencia. Tu cuerpo estaba tumbado a orillas del lago. Estabas en perfectas condiciones, helado... admiraba tu belleza, parecías un príncipe de las nieves. Pero no sentía tu aliento y tu alma ya no habitaba en tu cuerpo inerte.

Me habías dejado para siempre, sin decirme adiós.

Y lloré sobre ti.

Una herida profunda yacía en mi roto corazón y solo me limite a arrodillarme junto a ti, abrazándote fuertemente por última vez... pero eso no iba a devolverte la vida.

Cuando te enterraron pude verte entre los árboles de los alrededores. Mirabas tristemente, sin formular palabra alguna, me dedicaste una triste sonrisa. La brisa de entonces parecía que me susurraba un "lo siento" mientras te alejabas al nuevo mundo.

Ya no podía poseer tu cuerpo pero tampoco tu alma.

Ni si quiera tu alma quiso quedarse conmigo.

¿Entonces siempre te andaba molestando?

Y así me lo hiciste pagar... 

Tus palabras, tus miradas, tus suaves caricias... Todo era una mentira.

Me dijiste mil y una de veces lo que quería oír de tus rosados labios pero nunca me dijiste la verdad. Sabías que me iba a doler por lo que decidiste llevártelo a la tumba.

No sé qué duele más... el haberme dejado sin despedirte al menos o el haber estado mintiéndome todo este tiempo.

Una dulce mentira que acabó demasiado pronto...

Una obsesión que nunca podré olvidar....

Pero sé que volveremos a vernos...

Y cuando lo hagamos, tendrás que enfrentarte a la realidad de la situación...

¿Lo harás, querido príncipe de las nieves?

Tú eras mi veneno.
Tú eres mi veneno.
Tú serás mi veneno.

Eres la droga perfecta para este ente loco de amor.

Sin mirar atrás, me aventuro en un nuevo viaje para estar a tu lado y te demostraré que el sol no solo quema al tocarte...

Y esta vez no derramaré lágrimas de negra sangre.

Te quise, te quiero y te querré... a pesar de todo lo malo...

Y te di, te doy y te daré los fragmentos de mi pobre corazón.

Porque lo único que puedo hacer es amarte.

¿Caminarás conmigo bajo este jardín de rosas negras?