» Los rumores que susurraba el viento.

Cansada. Sí, puede que esa sea la mejor forma de describir la “enfermedad” que tengo. Cansada siempre de las mismas historias y de estar sola (aunque no del todo). Este lugar es como un verdadero laberinto, que aún sigo recordando. Pero lo peor es la noche. Sin duda, esa noche en la que mis ojos se disponen a cerrarse para reponer energías hasta que aparezca el sol. Aunque yo no necesite dormir a veces mis ojos sueñan como los hombres. Esas imágenes que aparecen en mi cabeza lo denominan “sueños” y yo siempre sueño con lo mismo. Con todos ellos.

Una mañana, cuando me percato de este lugar, entiendo mi propósito y tengo sed de venganza por doquier, pero hay veces en las que, en mero crepúsculo, mis ojos se abren y mi alocada cabecita empieza a dar vueltas. Estoy cansada de lo mismo de siempre. Y los pájaros que me acompañan, lo único que saben hacer es cantar. Y eso me irrita, ya que nunca desean detenerse. Es a veces cuando deseo acabar con ellos. Con ellos y con el mundo entero.

Hay rumores. Sí, mientras mi cuerpo baila desnudo en el lago los oigo. Es el viento quién me susurra, quien me recuerda que no estoy sola. Hoy ha venido a mí en una suave brisa y me lo ha dicho:
~ “Le he visto en lo alto de un árbol.”

¿Él?. ¿Quién es?. ¿Un hombre, quizás? Entonces debo de castigarlo por ser hombre, por ser como todos los demás, pero sobre todo, por tener la valentía de adentrarse por estos lares. Este es mi Edén y no dejaré que nadie invada mi cielo. ¿Qué es lo que quiere, viento?

~ “Aún no lo sé con certeza, sólo se limita a observar su alrededor. Creo que busca algo. Puede que a ti.”

¿A mí?. No es posible. 
¿Qué hace un hombre aquí?. 
¿Cómo sabe de mi existencia? 
Seguro que quiere hacerme daño, como todos.

No sabía qué hacer. Estaba realmente preocupada. Creo que era así como los hombres definían el sentimiento. No tenía ni la más remota idea de cómo pudo un hombre llegar hasta aquí. En realidad es absurdo ponerme así, ya que no tengo ni la más remota idea de cómo llegue yo hasta aquí. Seguro que la culpa es de mi locura. La que provocaron esos infames hombres. ¿Qué debería de hacer?. Tal vez fuera producto de mi imaginación. Todo podría ser producto de mi imaginación: el cantar que no cesa de los pájaros, la hermosura de este lugar, el susurro del viento, incluso mi propia existencia. Podría ser que el odio que siento hacía los hombres originara a uno en mis tierras. Esa era la única posibilidad que se me ocurría, a no ser que aquella persona hubiera pasado por lo que yo, pero aquello era completamente imposible. Sé que los hombres matan a los de su propia especie por mero placer, pero que un hombre se le condenara a este lugar era incomprensible. ¿A lo mejor a hecho como yo?. O algo peor… No lo sé, pero ahora tengo el ansia de querer encontrarlo y torturarlo. Quiero respuestas a mis lunáticas preguntas.

Puede que incluso sea un sueño…

Hombres, hombres, crueles hombres. Lo que yo más odio y lo peor que puede existir jamás.

¿El viento se llevará estos rumores o tendré que averiguar otra duda más?

2 comentarios:

  1. Ojalá le encuentres, aunque no creo que lo que desees de verdad sea torturarle

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  2. Por qué será que me identifico con el texto? Al final fui a tomar el café de la cordura con los otros y yo si encontré al hombre, pero no lo torturé, no merecía la pena.

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