» Como el fénix que renace de sus cenizas.

¿Alguna vez has oído hablar del fénix, intruso? Se dice que es una criatura mitológica del tamaño de un águila, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras. Se trataba de un ave fabulosa que se consumía por acción del fuego cada 500 años, para luego resurgir de sus cenizas. Estoy segura de que alguna vez has oído hablar de ella, ¿verdad? Oh, vamos, no hace falta que mientas, pues capaz de detectar tus mentiras con tan sólo mirarte. Sí, has oído hablar del fénix. Dime, intruso, ¿te agrada esta criatura? ¿Te hubiera gustado alguna vez estar en el plumaje de esta bestia? Oh, vamos, no seas tímido, pues tengo mucho interés es saber qué es lo que estás pensando.

He llegado a comprender que comparto mucho más de lo que pienso con el fénix, aunque puede que yo roce mucho más la locura que su propio mito, ya me conoces. He llegado a pasar por momentos muy confusos en este paraíso. He llegado a sentir verdaderas pasiones en mis carnes y verdaderas pesadillas en mi mente. Ha habido ocasiones en las que no sabía distinguir la realidad de la fantasía, pero aún así, a pesar de todo, he sabido mantenerme en pie. Y no sólo eso, sino que he descubierto la forma de sobrevivir entre las sombras, entre esa oscuridad que ha ido devorando poco a poco. No sé si sabes de lo que te estoy hablando, intruso. Ni si quiera sé si en estos momentos estás entiendo lo que siento.

El ave fénix... ¿y si te dijera que su esencia corre por mis venas? ¿Y si te dijera que puedo llegar a ser tan fuerte como él? ¿Y si te dijera que yo he sido capaz de vivir en su propio plumaje? ¿Me creerías, intruso? Son tantos los secretos que esconde el fénix y tantos los que el Elíseo guarda que no sabría por donde empezar a revelar y descubrir. ¿Y si, intruso, te dijera que yo soy el mismísimo fénix que renace de sus cenizas cada 500 años? ¿Y si te dijera que no soy la primera mujer después de todo este tiempo? Es entones cuando obtengo una pequeña revelación: ¿y si los hombres siempre fueron conscientes de esto y empezarán a asesinar a cada una de nosotras por alguna acción negativa o traición? ¿Entiendes, intruso, lo que intento decirte? ¿Y si no fuera yo el primer fénix que desatara el horror entre los varones? ¿Y si hubo algo que hizo el primer fénix para que su siguiente generación se ganara el odio de estos seres crueles y despiadados? Piénsale seriamente, intruso, porque si esto fuera así habría una posibilidad de reescribir mi historia y poder cambiar mi destino.

Imagínatelo, intruso. Imagina un mundo en el que pueda renacer como el fénix de entre sus cenizas. Imagina que todas y cada una de las cenizas son todas las cosas malas que han llegado a pasarme. Imagina, intruso, que ahí está la fuente de mi fuerza. Tal vez esté equivocada, o tal vez no. Ni tú ni yo podemos responder a estas preguntas o conocer la verdad realmente, pero ese sentimiento de fe y esperanza seguirá permaneciendo dentro de nosotros... ¿Alguna vez has oído hablar del fénix, intruso? Se dice que es una criatura mitológica del tamaño de un águila, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras. Se trataba de un ave fabulosa que se consumía por acción del fuego cada 500 años, para luego resurgir de sus cenizas. 


Y si fuera verdad que  mi mente no estuviera dañada no tendría las mismas reiteraciones de siempre, intruso. Puede que sea fuerte y poderosa. Y puede que realmente no sepa de lo que soy capaz de hacer. Y puede que yo misma sea ese fénix del que estoy hablando. O tal vez todas esas pecadoras fuéramos una misma. Quién sabe. Pero aunque pueda renacer siempre de mis cenizas, renacer de mi desgracia y volverme así eterna, hay algo en mí que está dañado profundamente y que no tiene arreglo ninguna. Así es, intruso, hablo de mi mente. Y sé que no hay forma de solucionar los dolores de cabeza ni los delirios que me provocan. Pero aún así, aunque tenga que combatir con esa enfermedad, sé que podré enfrentarme a cualquier pesadilla. Y si caigo, volveré a levantarme. Y si muero, volveré a renacer. Así de simple. 


Sin embargo, querido intruso, no olvides ni por un segundo en la hipótesis que te acabo de exponer. Porque de ser cierto una nueva puerta en el jardín del Edén se nos podría abrir en cualquier momento. Piénsalo y dime de qué lado estás. Piénsalo y júrame lealtad absoluta, pues una nueva batalla se avecina, y con ella, nuevos horrores y lamentos. Porque, intruso, creo firmemente que no estamos solos en el paraíso. El fénix a vuelto a recobrar vida, pero aún necesita tiempo para recuperarse y controlar toda su fuerza. El fénix está ya aquí, pero las pesadillas no se esfumarán tan fácilmente. Porque yo soy el fénix y la primera de mi especie.


¿Alguna vez has oído hablar del fénix, intruso? Se dice que es una criatura mitológica del tamaño de un águila, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras. Se trataba de un ave fabulosa que se consumía por acción del fuego cada 500 años, para luego resurgir de sus cenizas. Intruso... ¿puedes arreglar mi mente? Intruso... ¿será verdad mi teoría? ¿Estarás dispuesto a luchar contra nuestros demonios?


9 comentarios:

  1. Me encanta la imagen que has utilizado, aunque eso ya lo sabes :)
    Me ha gustado mucho la comparación de Pandora con el ave fénix, y has despertado nuevas inquietudes, nuevos misterios por resolver. Inquietante delirio, Pandora.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias por tu confesión, Shenia. Me alegra mucho saber que te ha gustado este delirio. Sin duda es se trata de uno muy especial. Aún está por ver si esos misterios llegarán a desvelarse algún día. Hasta entonces, espero contar con tu apoyo. Un beso muy grande, querida.

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    2. Anónimo23:58

      MUCHO RESPETO

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  2. Inquietante
    Saludos
    interesante encontrar a alguien más con el mismo fondo

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    1. Te doy la bienvenida al jardín del Edén. Muchas gracias por dejar tu confesión, eres bien recibida y las puertas del paraíso estarán siempre abiertas para ti. Espero que disfrutes de tu estancia por el Elíseo. Un abrazo muy grande.

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  3. Hemos de caer muy abajo, para renacer como si jamas hubiéramos existido. Hace tiempo que no me paso por el Edén, está hermoso, al igual que este texto.

    Besos

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    1. No sabes cuánto me alegra tenerte por aquí de nuevo, Claudiettha. Me alegra mucho que hayas dejado por aquí tu confesión. Siempre es un placer leerte. Espero que nos sigas apoyándonos y disfrute de una buena taza de té en el Edén. Un beso y ya sabes, tienes las puertas siempre abiertas para cuando quieras.

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  4. Todos deberíamos ser un poco como el ave fénix y resurgir con más fuerza cuando caemos.
    Como siempre, adoro tus relatos.
    Un beso :)

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    1. Muchas gracias por tu confesión, Ainhoa. Me ha gustado mucho lo que has dicho en tan pocas palabras. Tienes razón, todos deberíamos de ser así de optimistas y levantarnos con firmeza cada vez que caigamos. Muchos besos, amiga.

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