» Un breve momento de felicidad.

Los rayos del sol acarician mis mejillas. Su luz ilumina mis senderos y sentir su calor me proporciona una fuerza colosal. Respiro el aire puro del Edén y no puedo evitar sentir dentro de mí una enorme paz. No sabría muy bien cómo describir esta sensación, al menos no con palabras. Sin embargo, una energía fugaz recorre mi interior, una energía que me hace sentir libre, una energía que me hace sentir  viva y reluciente. El brillo de mis ojos aumenta poco a poco y no puedo hacer otra cosa que sonreír, sonreír por doquier. Siento que he encontrado mi fuente de inspiración. Siento que no todo está perdido. La melodía vuelve a repetirse en mi cabeza, sin cesar. Y cuán grande es mi felicidad que no puedo evitar bailar al compás.

Correr. Gritar. Sentir que vivo de verdad. Ya no es una fantasía, sino una realidad. ¿Por qué no puedo reclamar estas tierras como mías? Yo formo parte de este Elíseo y este, a su vez, forma parte de mí. Somos uno, uno sólo y no más. ¿Por qué no puedo yo atreverme a proclamar estas tierras como mías? El sol ilumina más que nunca mi rostro. Lo que estoy respirando no es otra cosa que inspiración divina. Un simple motivo para saber que realmente vivo. Un simple motivo para saber que los buenos tiempos de paz vendrán a mí pronto. Los rayos del sol acarician mis mejillas. Su luz ilumina mis senderos y sentir su calor me proporciona una fuerza colosal. Respiro el aire puro del Edén y no puedo evitar sentir dentro de mí una enorme paz. Lo estoy experimentando en mis carnes... poco a poco, todo tiene sentido.

 Vivo realmente en un paraíso, aunque en algunas ocasiones se vista de infierno. No tengo por qué seguir su juego ni dejar que los otros factores destrocen mis sueños y mis esperanzas. Lo que tengo que hacer de verdad, al menos ahora, es disfrutar al máximo de esta sensación y experimentar nuevas emociones dentro de mí. Los rayos del sol son los que me están guiando por el paraje. El viento me susurra y los gorriones me acompañan. No tengo por qué sentir miedo. Es felicidad lo que siento ahora. Es felicidad lo que ha llamado a las puertas del Edén. Pues que así sea y que entre toda ella. Una sonrisa tan amplia, de oreja a oreja, es lo que necesito ahora. Olvidarme del resto es lo que necesito ahora. Es MI tiempo. Es MI momento. No puedo dejar que nada ni nadie me lo arruine. No voy a dejar que nada ni nadie me lo arruine. 

Correr. Gritar. Sentir que vivo de verdad. Ya no es una fantasía, sino una realidad. ¿Por qué no puedo reclamar estas tierras como mías? Sí, así es, ahora lo sé. Yo soy su dueña, su reina. Su emperatriz. Soy yo el núcleo que proporciona esa energía vital. Esa soy yo. La felicidad es descomunal y no sé cuánto durará, pero da igual, pues voy a aprovechar cada centímetro de él. El sol jamás se esconderá, los caminos siempre ahí estarán. Yo lo sé. Sí, lo sé. Aunque haya ocasiones en los que algunos intentarán destruirme. Yo lo sé. Sí, lo sé. Pero ahí estará el Edén para protegerme... siempre. La hora de tener miedo ya no existe, se ha desvanecido. Sí, así es. Correr. Gritar. Sentir que vivo de verdad, es algo que me llena de placer. Oh, sí. Los rayos del sol acarician mis mejillas. Su luz ilumina mis senderos y sentir su calor me proporciona una fuerza colosal. Respiro el aire puro del Edén y no puedo evitar sentir dentro de mí una enorme paz. Y no, no quiero que acabe nunca. No quiero que el sol se esconda nunca. Simplemente quiero disfrutar un poco más de esta pequeña felicidad.

2 comentarios:

  1. "Correr. Gritar. Sentir que vivo de verdad" Me ha encantado la entrada y esa frase me ha marcado, entiendo perfectamente la sensación. Me hago seguidora de tu blog, Pandora, es simplemente fantástico.
    Y te invito a que le eches un vistazo al mío y me des tu sincera opinión.çMuchísimos besos.

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    1. Bienvenida seas al jardín del Edén, Ana. Me alegra mucho saber que te ha gustado este delirio. Ojalá puedas seguir disfrutando al máximo de los encantos de este lugar y dejes más confesiones. Espero poder leerte pronto y gracias por la invitación. Cualquier cosa ya sabes dónde encontrarme.

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