» El despertar de la renacida.

Y sin haberme percatado... cerré los ojos. Aunque hubiera sido durante un único instante tuve la sensación de que fue para toda una vida. Cerré los ojos y todo se volvió negro. Caí. Caí en lo más profundo de la oscuridad. Mi cuerpo se iba congelando poco a poco y mi corazón dejó de latir. Mis pensamientos se desvanecieron y con ello, mis preocupaciones. Todo se volvió negro. Cerré los ojos durante una milésima de segundo... y me costó mi gran oportunidad. Los sentimientos y los recuerdos se fueron despojando de mi ser. Poco a poco, sin poder remediarlo, me sumí en la más absoluta de las oscuridades.

Pero un día... Cuando menos te lo esperas... despiertas. Así pues, desperté, y me di cuenta que todo lo que conocía había cambiado. Aquel mundo en el que había vivido durante tanto tiempo se había marchitado y destruido. Pero en ningún momento perdí la esperanza. Algo dentro de mí, en lo más profundo de mi ser, me decía que siguiera para adelante, que caminara hacia el frente, donde la suave brisa me llevara... Y así lo hice. Al principio sentí pesar, pues los ojos me ardían a causa de la incandescente luz. Aunque todo estuviera marchitado, el sol relucía como nunca antes y sin esperarlo, mis desnudos pies empezaron a sentir calor. ¿Qué era lo que estaba sucediendo? ¿Qué era lo que había pasado en ese jardín del Edén? 

Quería romper a llorar, pero me fue imposible... Algo dentro de mí me empujaba a que continuara caminando, sin saber adónde iría. Y sin miedo, me aventuré hacia lo desconocido. Caminé y caminé sin miedo y con cierta curiosidad. La luz era cada vez más brillante y cegadora. No conseguía recordar un sol tan abrumador. Entonces, inesperadamente, pisé una pequeña planta de color violeta. Bajé la mirada para ver mejor lo que era y me di cuenta de que un nuevo camino se estaba abriendo ante mí. Un nuevo sendero lleno de vida rodeado de tierra inerte y frágil... Un sendero de color violeta que me llevaba directamente hacia la luz. 

La brisa comenzó a acariciar las mejillas de mi pálido rostro de un modo más intenso. Fue entonces cuando sentí nuevamente el despertar de una pequeña llama en mi interior... Una llama fuerte y ardiente que hacía mucho tiempo que no sentía dentro de mí. Mis ojos se encendieron de un verde penetrante y un brillo estimulante. Ese era el camino, sin duda, el que debía de continuar. La luz me llamaba. Sentía que las flores violeta me guiaban. Era hora de dejarlo todo atrás. Era hora de olvidar las pesadillas de antaño. Las preguntas de quién era y cómo había llegado hasta aquí se habían disuelto en cuestión de segundos. No quería pensar. No quería mirar atrás. La llama de mis adentros se había apoderado de mi curiosidad, era mi deber alcanzar el sol. Era mi destino aventurarme más allá de los horizontes del Edén, de un nuevo Edén que se estaba desintoxicando. 

2 comentarios:

  1. Anónimo15:12

    Hola, Pandora. Mi nombre es Hannah. Llevo siguiendo tu blog desde hace unos meses, pero hasta ahora no me atrevía a escribirte. Creo que es porque ahora que has vuelto me animo más xD

    Espero que no te importe mi presencia aquí. A mí también me gusta escribir, pero no tengo blog. Me da mucha vergüenza que los demás lean mis cosas >//<

    Perdón, no me enrollo más. Que bien que hayas vuelto ^^

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    1. Bienvenida al jardín del Edén, Hannah. Me alegra mucho ver víctimas nuevas por estos lares. Espero que la estancia sea de tu agrado y que no te dé vergüenza a escribir lo que piensas. Toda confesión es bienvenida siempre y cuando se haga desde el respeto. Ojalá pueda leerte más a menudo por aquí. Un beso muy grande, amiga.

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