» Lamentos de frustración y desdicha.

Decepción. Sí, eso es precisamente lo que siento ahora mismo. Me siento muy decepcionada. Me encuentro profundamente decepcionada conmigo misma. ¿El por qué? Pues por lo mismo de siempre, ¿por qué si no? Estoy decepcionada por haber vuelto a confiar. Y es que parece que nunca aprendo la lección, aunque algo dentro de mí supo en todo momento lo que iba a suceder. Sí, ya sabes lo que te voy a decir. Sí, estoy harta de confirmarte una y otra vez lo cansada que estoy de todo esto. Confío incluso sabiendo que no debo, pero confío. ¿Soy estúpida? ¿Por qué no soy capaz de aprender golpe tras golpe? ¿Por qué me gusta tanto hacerme daño? ¿Por qué caigo en el mismo agujero de siempre?

Ojalá pudiera volver atrás y avisarme a mí misma de las desastrosas consecuencias que tiene confiar en ti. Por mucho que me sonrías, que mi observes con esa mirada tan penetrante, por mucho que me dediques palabras bonitas... Es todo una mentira. Es todo una mera fachada. Ojalá existiera un remedio a esta enfermedad. Ojalá hubiera una cura a este virus mortal, el cuál sabes que eres tú mismo. Aún siendo consciente del veneno que llevas en tu interior, sigo dejándome seducir por tus hipócritas y terribles encantos. 

Decepción. No hay otra palabra que pueda describir mejor mi estado de ánimo en este momento. Decepción. Impotencia tal vez y posiblemente rabia. Incluso odio. Odio por no haber sabido reaccionar a tiempo. Odio por no haberme escuchado en aquellos momentos de soledad. Odio porque nunca pueden salir las cosas bien. Odio, simplemente, porque los finales felices no existen. Ni si quiera existen los finales. Existo en un eterno bucle de agonía y sufrimiento. Y no hay nada más que pueda hacer. Huir no sirve de nada. Esconderse no sirve de nada. Afrontar los miedos tampoco sirve de nada, pues todos los caminos me conducen a la misma desdicha. Y, como no, pedir ayuda tampoco sirve de nada.

Hay ocasiones en las que lo único que quiero hacer es llorar. La impotencia y la frustración es demasiado grande. No soy capaz de mantenerme firme ante esta situación. Nuevamente mi mundo se posa encima de mí y me aplasta con fuerza. Es perturbador. Es asqueroso. Es repugnante. Mi orgullo se ve perjudicado una vez más y no puedo evitar sentir vergüenza. No espero que lo entiendas. No espero que sientas compasión por mí, ni si quiera es algo que busque. Pero lo que sí necesito es liberarme. Necesito sacar las frustraciones y la pena que guardo dentro. Así pues, permíteme gritar con ansías y dejar que el viento seque mis lágrimas. 

Me siento atrapada. Me siento hundida. Estoy harta de dejarme engañar y regalar mi confianza. Estoy harta de que me hagan daño una y otra vez, una y otra vez... Parece que jamás podré salir de esta situación tan lamentable en la que me encuentro. Y puede que lo que más rabia me dé sea el motivo de esta desdicha. Sí, es que es siempre la misma. La misma historia de siempre que se repite una y otra vez, una y otra vez... Parece ser que mi desgracia jamás cesará. Da igual lo que haga, da igual lo que diga, da igual porque estoy maldita. Siempre lo he estado y siempre lo estaré. 

Me siento muy decepcionada. Me encuentro profundamente decepcionada conmigo misma. Siento vergüenza, muchísima vergüenza. No quiero ni ver mi reflejo en el espejo. Lo único que quiero hacer en este instante es esconderme. No de ti, sino de mí misma. Quiero arrebatar de mis adentros todo el miedo y rencor que guardo hacia mi propia persona. Quiero despojarme de estos sentimientos tan inquietantes y quiero, cueste lo que cueste, salir de esta situación tan humillante. Sí, es complicado ser quien soy. Sí, es aún más complicado cuando tienes todo en tu contra. Y es que yo jamás me he rendido ante las adversidades, pero sin embargo, está llegando un momento en el que las fuerzas, simplemente se van y lo único que puedes hacer es hundirte más y más en tu propio agujero oscuro y ahogarte en tus propias penas.

Ojalá pudiera volver atrás y avisarme a mí misma de las desastrosas consecuencias que tiene confiar en ti e incluso en mí misma. Pues sí, he acabado siendo una persona completamente inestable. Todo parece mentira. Todo parece una ilusión. A veces puedo encontrar cosas buenas de igual manera que puedo hallar cosas malas. Pero... de todo eso, ¿qué es real? ¿Qué es lo que de verdad me hace daño? ¿Eres tú? ¿Soy yo? ¿Es todo una mera fachada? Tu veneno me ha calado por completo. Se ha abierto paso hasta lo más profundo de mi ser y me está consumiendo en cuestión de segundos. Ojalá existiera un remedio a esta enfermedad. Ojalá hubiera una cura a este virus mortal...

6 comentarios:

  1. Confiar duele ,amar duele, pero no amar mata.

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    1. Permíteme darte la bienvenida a mi pequeña morada. Muchas gracias por compartir tus sabias palabras con todos nosotros. Sin duda alguna son verdades como templos. Ojalá hayas disfrutado de este delirio y que continúes explorando el enigmático jardín del Edén. ¡Nos leemos pronto!

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  2. La única cura es el tiempo, a cada tropezón hay que saber levantarse y comenzar de nuevo hasta que encontremos lo que buscamos. Besos

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    1. Muchas gracias por compartir con nosotros tus pensamientos. Sabio consejo que nos brindas, sin duda. Hay veces que el tiempo puede ser nuestro aliado, de igual manera que encontramos otras ocasiones en la que ese tiempo es nuestro peor enemigo. Tus palabras nos invitan a la reflexión. Ojalá más curiosos se animen a meditar sobre todo esto y se atrevan a confesarnos sus pensamientos. Un fuerte abrazo, amiga.

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  3. Hola Pandora
    Sin duda hay que amar, por mucho que duela, por mucho que se sufra, porque si no se ama no se esta vivo, es el amor en parte el que nos hace sentir, y sentir nos hace seres humanos
    ¡me encantó leer tus delirios de nuevo!
    Un abrazo enorme, amiga mia

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    1. Me alegra mucho verte una semana más por estos lares, Naya. Gracias por tus palabras, son muy bonitas y ojalá más curiosos las lean y aprendan una valiosa lección. ¿Qué sería de nosotros si no tuviéramos ese sentimiento? ¿Estaríamos vacíos? ¿Podría continuar viviendo? Interesantes reflexiones se pueden originar de tu pequeña confesión, sin duda. Un fuerte abrazo y hasta la próxima.

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