» Esperando la sentencia de muerte.

Me encantaría poder escribir una carta diciéndote todo lo que siento. Me encantaría poder coger la pluma y escribir hasta el amanecer. Pero no puedo. Me siento vacía. Me siento sin fuerzas para sujetar la dichosa pluma. Tengo tantos pensamientos en mi cabeza que creo que en cualquier momento voy a estallar. Mi cabeza explotará y todos mis secretos saldrán a la luz. Todos mis pensamientos azotarán cada rincón del Edén, es un hecho. Lo sé. Todos esos secretos agitándose en mi mente me producen un fuerte dolor de cabeza. Sí, así es, el ya conocido dolor de cabeza. Si es que es siempre la misma historia. Jamás tendrá fin.

Me encantaría poder agarrar con fuerza la pluma. Quisiera poder mirar desafiante al papel y gritarle todo lo que siento. Pero no puedo. Me siento vacía. He entrado en un bucle que me está consumiendo por dentro, que me está matando poco a poco sin yo saberlo. Pero eso te place, ¿verdad? Eso es lo que te gustaría, volver a jugar conmigo, volver a sentir la yema de tus dedos rozando mis senos, ¿verdad? No voy a darte esa satisfacción. No voy a volver a ti y dejarme enredar por tus falsos encantos. Pero... ¿sabes qué? A veces me cuesta respirar. En ocasiones siento que quieres cogerme del cuello con fuerza y verme morir de nuevo. Y aunque no me lo digas, yo sé que pretendes hacerlo.

Me encantaría poder escribirte una carta diciéndote todo lo que siento. O al menos dejarte una el día siguiente de mi segunda muerte... O eso es lo que te gustaría, ¿verdad? A veces actúas como si no te conociera, o al menos eso es lo que intentas hacerme creer. Pero no estás consiguiendo nada... Todos y cada uno de mis delirios corren agitados en mi cabeza, esperando el momento oportuno para salir del interior. ¿Y qué es lo que puede suceder entonces? Quién sabe. A lo mejor tendrá lugar un nuevo Apocalipsis. 

Es duro ser la reina del jardín del Edén. En muchas ocasiones me siento su emperatriz, pero en otras, confieso, que me siento una marioneta más en este alocado juego prohibido. ¿Y tú? ¿Cómo te sientes divagando por este paraíso tan enigmático? No sabes qué contestar, ¿verdad? O a lo mejor no quieres hacerlo. Temes lo que pueda ocurrir si vuelves a abrir la caja de Pandora, ¿cierto? Vamos, no mientas. Sé que ese será el día en el que todos mis pensamientos salgan a la luz. Lo sé. Todos esos secretos agitándose en mi mente... volverán  a salir de su caja. De la caja de Pandora.

Es curioso lo que siente mi ser, incluso a mí me cuesta entenderlo. Pero sí, ansío desesperadamente tener las fuerzas necesarias para escribirte la dichosa carta. ¿Por qué esta pluma me impide hacerlo? Tal vez sea porque no tiene tinta. Porque está esperando a que le introduzca la tinta. ¿Mi sangre, quizás? Quien sabe. Quiero ser capaz de mirar al papel con determinación y acabar con todo esto. Quiero que el dolor de cabeza cese al fin y que toda la locura estalle en mil pedazos. ¿Acaso estoy pidiendo demasiado? Maldita sea... Me encantaría poder agarrar con fuerza la pluma y escribirte que no vas a poder acabar conmigo. Me encantaría poder dejar de sentirme vacía. Ojalá pudiera, con todas mis fuerzas, sacar la tinta de mí e introducírsela a la dichosa pluma. Pero... pero a lo mejor eso es precisamente lo que estás esperando: a que me desangre nuevamente para poder escribir con mi propia sangre mi sentencia de muerte, de mi segunda muerte.

2 comentarios:

  1. Hola amiga
    Como siempre me dejas sin palabras con tu escrito, has agitado mi interior con cada palabra, con cada sentimiento que ha emanado de tus letras, y de veras me siento afortunada de leerte y disfrutarte
    Un abrazo grande!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra muchísimo verte por estos lares, Naya. Te agradezco de todo corazón que hayas dejado tu huella en mi pequeño jardín del Edén, ¡y menuda huella más grande! Siempre tienes palabras bonitas y honestas para mí, y lo valoro mucho. Aprecio bastante que compartas con todos nosotros tus pensamientos y me hace sentirme enormemente realizada poder despertar en ti todos esos sentimientos gracias a mis delirios. Un fuerte abrazo, amiga.

      Eliminar