Me siento frustrada. Me siento frustrada por no poder ayudar a aquellos que me necesitan. Me siento frustrada por no poder ayudarme a mí misma. Tengo un secreto, un secreto que me está trayendo problemas y que no puedo revelar. Tengo un secreto oscuro que me está torturando a cada segundo que pasa. Frustración. Frustración por no poder salvarme a mí misma. Soy fuerte, se supone que soy fuerte y que nada ni nada puede conmigo. ¿Entonces, por qué me siento así? ¿Entonces, por qué no soy capaz de utilizar esa fuerza interior que poseo? Un terrible veneno me está recorriendo el cuerpo. No sé cuánto tiempo más podré estar aquí. No sé cuánto tiempo más podré seguir con este horrible sentimiento. Necesito poder ayudarme a mí misma. Necesito salir de este agujero negro.
Me miro al espejo y no veo más que mi propia imagen marchitándose. Es triste. Es frustrante. Es una maldita pesadilla. Tengo un secreto, un oscuro y maldito secreto que no puedo revelar. Me siento mal, muy mal. Me ahogo en mis propios pensamientos. Quiero salir de aquí. Necesito salir de aquí. Una escapatoria. Una salvación. ¿Acaso es mucho pedir? No pienso pedir ayuda. No puedo. Debo de encontrar las respuestas por mí misma. Debo de encontrar la solución por mí misma. Sin embargo, no consigo entender cómo no soy capaz de ayudarme. Cierro los ojos. Pienso, medito, pero de nada sirve. No consigo hallar mi paz interior. Esta tortura se hace larga y me está agotando muchísimo. ¿Qué puedo hacer? No quiero seguir contemplando mi marchita imagen en el espejo. No quiero continuar ahogándome en mi frustración. Maldito secreto que no puede ser revelado...
¿Qué he hecho yo para merecerme todo esto?
Maldito espejo espejo que daña y distorsiona mi verdadera imagen. Malditos pensamientos que se repiten sin cesar en mi mente. No quiero que este malestar se apodere de mí. No, no quiero. Debo de encontrar esa fuerza interior y seguir luchando. No puedo permitir que este espejo me dañe tanto. No puedo permitir que me destruya. Si pudiera despojarme de este secreto lo haría, sin importar las consecuencias. Pero, para mi desgracia, lo llevo grabado a fuego en mi alma. No consigo curarme de esta enfermedad tan mortífera. No consigo ordenar mis prioridades. Todo da vueltas. Siento que mi cabeza va a explotar. ¿Por qué la impotencia tiene este sabor tan amargo? ¿Por qué no lo vi venir? Espejo... te maldito. Eres el origen de todo mi sufrimiento. Jamás debí de encontrarte en los confines del Edén.
Si tan sólo pudiera volver atrás... Si tan sólo pudiera cambiar las cosas por última vez... Pero es pedir demasiado a mis posibilidades. Odio tener que estar sometida a la voluntad de este paraíso. Odio tener que afrontar el destino de este modo tan cruel. Odio seguir contemplando esa visión tan nefasta de mí misma en el espejo. Quiero borrarlo de mi memoria, destruirlo. Quiero deshacerme de todo aquello que me hace daño y que no me deja respirar con tranquilidad. Lo único que quiero es vivir plácidamente en este elíseo. No pido más. Ojalá pudiera comprender lo que me está sucediendo. Ojalá pudiera detener esta impotencia y frustración. Ojalá pudiera comprender el significado verdadero de la felicidad.
Tengo un secreto. Tengo un secreto del que quiero despojarme con todas mis fuerzas. Es rabia, es odio lo que siento en este momento hacia el espejo traicionero. Eres veneno. Eres el culpable de mis nuevas desgracias. ¿Cómo pude confiar en ti? ¿Cómo pude confesar mis más ocultos secretos? Soy estúpida. Me siento miserable. Estoy desesperada por hallar mi fuerza interior y desatar todo el caos que llevo dentro de mí. Quiero dejar de ver mi imagen distorsionada. Quiero dejar de ocultar mi alma en él. Un terrible veneno me está recorriendo el cuerpo, es tu veneno.
No sé cuánto tiempo más podré estar aquí, delante del espejo. No sé cuánto tiempo más podré seguir con este horrible sentimiento. Necesito poder ayudarme a mí misma. Necesito salir de este agujero negro.
No hay comentarios:
¿Confesarás tu pecado, intruso?