Siempre he intentado mirar al frente sin temor. Siempre he intentado no rendirme pese a las fatales circunstancias... Pero las cosas no siempre salen como uno espera. He sido valiente. He luchado. He reunido toda mi ira y mi odio y la he guardado bajo llave, esperando el momento oportuno para encontrarte y poder lanzar sobre ti todo lo que escondo en mis adentros. Pero no siempre he sabido esperar el momento adecuado, ¿verdad que no?
Todavía sigo buscándote, a pesar de que me juré no volver a hacerlo. Todavía sigo saliendo de mi guarida cada vez que llueve y ando descalza por el jardín del Edén con toda certeza de que volveré a reunirme contigo. Todavía, lo confieso, sigo pensando en ti. Y es que, me resulta muy difícil poder olvidarme de lo que me hacías sentir solamente con tu presencia. Me resulta muy complicado poder sacar de mi mente tu imagen. Y créeme, es algo que detesto. Siento que esto que siento por ti es una debilidad. Y sé que sabes que jamás sería capaz de admitirlo. Es por ello que me encuentro enfadada conmigo misma, con mis sentimientos y mis propios pensamientos. Sí, los quiero rechazar. Los quiero esconder.
A pesar de haber encontrado varias de las respuestas que andaba buscando con tanta desesperación no logro despojarme de mi obsesión. Siempre he intentado mirar al frente, jamás volver la vista atrás... Siempre he intentado mantener la compostura y no rendirme pese a las fatales circunstancias. Pero supongo que contra el Destino no se puede luchar. Yo al menos lo he intentado combatir y me ha sido imposible librarme de él, ganar esta ardua batalla. Todo el odio, toda la ira que sentía hacia ti, la cual había ocultado tantísimo tiempo... Se desvanece.
Y me siento perdida. Y me siento vulnerable. ¡Y lo odio! Por mucho que intente purificar mi cuerpo y alma, no consigo liberarme de esta sensación tan desagradable. ¿Cómo puedo definir lo que me sucede? Está claro que es una obsesión que me impide el sueño. Es algo molesto y abrumador. ¿Pero cómo lo puedo combatir? ¿Qué puedo hacer para que no descubras esta debilidad? Porque sí, te conozco, lo usarás en mi contra. Me crees inferior a ti y aprovecharás la mínima oportunidad para ahogarme más en mi derrota...
Y me siento perdida. Y me siento vulnerable. ¡Y lo odio! Por mucho que intente purificar mi cuerpo y alma, no consigo liberarme de esta sensación tan desagradable. ¿Cómo puedo definir lo que me sucede? Está claro que es una obsesión que me impide el sueño. Es algo molesto y abrumador. ¿Pero cómo lo puedo combatir? ¿Qué puedo hacer para que no descubras esta debilidad? Porque sí, te conozco, lo usarás en mi contra. Me crees inferior a ti y aprovecharás la mínima oportunidad para ahogarme más en mi derrota...
Me siento atrapada. Pero sí, así es, sigo buscándote. Sigo pisando las huellas que dejaste por mis senderos. Sigo cogiendo lirios rojos de lo más profundo del Edén mientras te pienso. Ya no hay vuelta atrás. Solamente puedo seguir mirando hacia delante, hacia mi objetivo. Y aunque no tenga mis sentimientos determinados todavía, sigo manteniendo la esperanza de poder hallar la verdad, la luz más allá de los horizontes. Es por eso que pienso seguir adelante con mi cometido. Abriré las puertas del jardín del Edén una vez más para adentrarme en un terreno desconocido. Permitiré que algo o alguien pueda volver a entrar en los confines de mi reino. ¿Qué será lo que sucederá al final? Quién sabe.
La cuenta atrás ha comenzado y parece que no tiene intención de detenerse... Aún así, lo odio. No voy a negarlo, eso está claro. Odio esto que siento. Odio pensar en ti. Odio recordar todo lo que vivimos juntos. No quiero ser débil. No quiero volver a perder contra ti. Pero ahí estoy, buscándote por doquier, cuasi de un modo desesperado. Y sí, soy consciente de lo contradictorio que puedo llegar a ser, pero tú lo sabes: aún no me he encontrado a mi misma. ¿Conseguiré hacerlo antes de que caiga la última gota de lluvia?
No hay comentarios:
¿Confesarás tu pecado, intruso?