“...cuando la curiosidad mató al gato...”
Así, sin más. Maldecirás el resto de tu existencia por contarle tus secretos al espejo. Sí, ese espejo en la estancia que parece reflejar una imagen desgastada y distorsionada de tu misma imagen. Sí, ese espejo que te engaña y ríe en silencio para ofrecerte una imagen errónea de lo que debe de ser tu supuesta realidad. Lo mirarás fijamente y fingirás que todo está bien. Lo observarás con deseo y temor a la vez porque no sabes qué es lo que éste te va a mostrar. Te adentras curioso en la sala y te acercas cuan niño pequeño en busca de su ansiada golosina. Y así, lentamente te acercarás a tu perdición. Porque todos sabemos que la curiosidad mató al gato.
Eres falso. Eres veneno. No eres más que un espejo traicionero.
Un paso hacia delante. Dos pasos hacia atrás. Y así, finges estar avanzando cuando en realidad no haces más que caer en el mismo agujero de siempre, tu tumba. Sin embargo, a pesar de caer en la tierra, te levantas con ánimos de conocer la verdad y sales de la tumba. Y ahí, en medio de lo desconocido, está ese reflejo enigmático del espejo, ese que tanto atrae a sus víctimas con su resplandor sensual. Te levantas y caminas cada vez más energético y curioso. ¿Qué será lo que te estará esperando a través del espejo? ¿Qué será lo que te irá a mostrar? ¿Acaso piensas que te dará el placer de ver lo que quieres en realidad, de poder concederte tus deseos o te mostrará, en cambio, una horrible verdad que te niegues a creer?
Y ese es, querido, el auténtico juego del espejo.
Eres falso. Eres veneno. No eres más que un espejo traicionero.
Ahora mismo tu mente está bloqueada por una niebla gris que hace que lo único que puedas hacer es avanzar hacia delante. El falso engaño del brillo de ese espejo te atrae con una fuerza inimaginable. Y, entonces, ahí llegarás tú con la miel en los labios, esperando una respuesta, una visión incierta que puede destrozarte por completo aún a sabiendas de que su figura es irreal. Ah, ¿qué será lo que te muestre? Ah, ¿qué será lo que realmente quieres te el espejo te enseñe?
Intenté avisarte con mis palabras, pero no quisiste escucharme. Intenté avisarte con mis miradas, pero no quisiste si quiera echar un breve vistazo. Y el que avisa no es traidor. Porque yo conozco ese brillo hipócrita. Porque yo sé la verdad que esconde ese espejo. Porque yo sé que no es más que un mero espíritu vacío que busca atrapar con su falso brillo el alma del espectador. Y es que tú no quieres entender lo que esto significa, ¿verdad? No quieres saber. No quieres conocer. Simplemente quieres adentrarte en un nuevo mundo desconocido y explorar lo que nadie a visto. Quieres demasiadas cosas prohibidas y ocultas. Ese espejo no te puede traer nada bueno y lo único que hará será engañarte y atraparte en un bucle infinito de dolor y sufrimiento. De ignorancia e hipocresía. Y ese es, querido, el auténtico juego del espejo.
Eres falso. Eres veneno. No eres más que un espejo traicionero.
Y tú, en cambio, eres ese gato al que mató la curiosidad.
La verdad es que aún no eres lo suficientemente fuerte como para comprender lo que han visto mis ojos. El espejo maldito que crea una imagen distorsionada y espectral de tu alma, haciéndote ver qué es lo que quieres para así alimentar tu curiosidad y poder entrar poco a poco en tu interior. Eres falso, eres un mero imitador de los sentimientos ajenos. Eres un bicho que engatusa a sus víctimas con visiones de más allá y apuñalas con visiones ilusas en lo más profundo de sus almas. Simplemente eso. Veneno.
Y yo, cuando abra la puerta hacia el Edén y me adentre en la estancia maldita, mirando fijamente ese brillo de luna en el espejo y vea esos ojos verdes, ese alma perdido dentro del espejo... El que avisa no es traidor, querido. La figura a través del espejo. Me pregunto cuál de los dos será el real. Y cuando acerque mi mano al espejo y lo acaricie con la yema de mis dedos y lo siente fría y cristalino. Ah, en ese momento verás que no todos los gatos mueren al instante de curiosidad, que no todos tenemos almas que ese espejo engatusador puede atrapar. Ah. Sí. Ese será el momento en el que te darás cuenta de toda la verdad. Esa verdad absoluta que oculta la caja de Pandora. Esa verdad absoluta que guarda el reino de Pandora. Esa verdad absoluta que ansía la figura a través del espejo. Esa verdad absoluta que ciega tu mente.
Porque ese es, querido, el auténtico juego del espejo. Eres falso. Eres veneno. No eres más que un espejo traicionero. Y tú, en cambio, eres ese gato al que mató la curiosidad. Así pues, no hay manera de hallar la verdad absoluta de la caja de Pandora. Pues yo soy, en realidad, esa curiosidad que mató al gato.
Eres falso. Eres veneno. No eres más que un espejo traicionero.
Pandora, soy un fantasma con una mente inquieta, soy insoportablemente curioso, con muchas preguntas. Los conceptos como la casualidad, el azar, la suerte, el destino favorecen mi curiosidad. Volvamos a asombrarnos ante lo inmenso, ante lo inabarcable, lo inalcanzable, lo inexplicable, ante lo inesperado. Ante la belleza, contemplando el silencio infinito de un atardecer. Abramos nuestras alas y por unos instantes volvamos a ser rematadamente locos, rematadamente libres. Regresemos al lugar donde nada nos espera y a nadie esperamos. Donde no hay posibilidades, ni decisiones, ni incertidumbre. Donde todo ocurre concentrado en un instante llamado presente.
ResponderEliminarPandora, amo tu relato de transformar la realidad, me parece genial, interesante, conciso, entretenido y bien escrito, siempre es agradable volver a leer varias veces en otra etapa de la vida de uno. Recuerdo un día que buscaba en la inmensidad del cielo, leí en un suspiro. tu Canción de Luna (2016), ese día quede atrapado en tu Edén.
El Fantasma
No puedes imaginarte lo mucho que me alegra verte de nuevo por estos lares. Te creía desaparecido, te creía envuelto y absorto en otros parajes. Pero me alegra ver que no ha sido así. Tu presencia aquí es bien valorada y bienvenida, ya lo sabes. Me siento muy agradecida por poder leerte de nuevo. Gracias por dejar tu huella exponiendo dudas y maravillosas ideas, pensamientos desde lo más profundo. Gracias un millón de veces por todo el apoyo que me brindas. Eres total merecedor de una buena taza de té en mi guarida. Ojalá la aceptes, amigo. Un fuerte abrazo desde los rincones más escondidos de mi prohibido paraíso.
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