» Odio y repulsión.

"Porque no eres más que una copia asequible"

Odio. Eso es lo que siento hacía ti. Repulsión. Otra definición más que le grito al viento cuando maldigo tu nombre. No eres más que pecado. No eres más que veneno. Traicionas. Engañas. Intentas controlar a esta conciencia libre y manipulas mis emociones. Me envidias por no poder ser como yo. Me envidias por no poder ser inmune al fuego cuando lo tocas. La envidia y el recelo es lo único que tienes recorriendo tus venas. Y por eso te odio. Y por eso te detesto, pues pierdes tu tiempo al imitar mis pasos. Pues pierdes tu tiempo al observarme desde las sombras con tu mirada lasciva y tentadora. 

Aún no pareces comprender nada de lo que te hablo. Hay ocasiones en las que creo firmemente que de nada sirve decirte las cosas, pues caes una y otra vez siempre en la misma trampa, en tu propia trampa. Y he ahí otra razón por la que te odio, por la que te detesto tanto. Solía pensar que era yo la que estaba ciega, que era yo la que se tenía que quitar la venda para poder ver más allá e intentar encontrar la cura a estos delirios y dolores de cabeza. Pero me he dado cuenta de que puede existir la posibilidad de que seas tú y sólo tú el motivo de todo esté mal.

Ya no puedo más con esta situación. Es algo que me está ahogando y temo por mí misma. El odio que crece en mi interior se va haciendo cada vez más y se suele potenciar más aún cada vez que esos oscuros recuerdos invaden mi mente. La sangre, los gritos, el sufrimiento, los golpes en la cabeza... todos esos pensamientos son los que me nublan la vista, lo sé. Sin embargo, eso no es suficiente para detener toda esta angustia y repulsión que siento hacía ti.

Simplemente deja de mirarme. Simplemente deja de tocarme y susurrar mi nombre. No quiero que esto siga así. No quiero que el sabor a hiel permanezca por toda la eternidad en mis labios. Simplemente te quiero fuera de este paraíso. Y ten por seguro que no voy a detenerme hasta conseguirlo. Así pues, me mantengo de pie a pesar de echarme las manos a la cabeza. Sí, así es, envídiame todo lo que quieras, jamás conseguirás adueñarte al cien por cien de mi alma y robarme mi esencia.

No eres capaz de imaginar cuán grande es el odio que siento hacia ti. Nunca me cansaré de decírtelo, o mejor aún, gritártelo a la cara. Una parte de mí sabe que eres el mal en estado puro. Eres veneno, eres traición, eres mentira. Eres hombre. No eres más que el alma de la mismísima Envidia. Así que no intentes ocultarte tras ese rostro de hombre encantador. No intentes camuflarte tras esas palabras de amor falso. No intentes convertirte en mi sombra, pues entre tú y yo existe una gran diferencia. ¿Adivinas cuál es?.

Odio. Eso es lo que siento hacía ti. Repulsión. Otra definición más que le grito al viento cuando maldigo tu nombre. No eres más que pecado. No eres más que veneno. Traicionas. Engañas. Intentas controlar a esta conciencia libre y manipulas mis emociones. Me envidias por no poder ser como yo. No hay ser viviente en este jardín del Edén que me irrite tanto como tú. Hay ocasiones en las que estoy completamente segura de que eres tú quién me causa estos dolores de cabeza. No eres más que la causa definitiva de mi enfermedad. Pero no, querido, no me voy a dar por vencida. No voy a tirar la toalla y voy a seguir luchando contra esa molestia. Ganaré esta dura batalla, lo sé. Es mi destino, y tú no formas parte de él, intruso.

4 comentarios:

  1. Mi querida Pandora, tus escritos como siempre, me han dejado sin palabras. Fuerte, directo, pero real... no sé si tanto odio sea bueno, pero en lo personal me identifiqué, y desde el primer momento, desde la primera linea que leí, supe a quién dedicarle éste texto.

    Discúlpame por no haber estado pasando tan seguido, pero siempre sigues siendo uno de mis blogs predilectos, AMO LO QUE ESCRIBES, por favor, jamás dejes de hacerlo... esa pasión que te caracteriza no la he encontrado en nadie más. Tú y Shenia son esas dos que "me mueven el piso" si de bloggeras se trata, jajaja :D

    Un beso.

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    1. Bienvenida una vez más a mi paraíso, Adrianna. Es un verdadero placer poder tenerte por estos lares y poder leer. Tu confesión ha marcado en mi rostro una fuerte sonrisa, así que muchas gracias. Significa mucho para mí todas las cosas que has dicho. "Fuerte, directo, pero real...", creo que no lo podrías haber descrito mejor. Me alegro tantísimo que hayas podido sentirte identificada con este delirio, pues sin duda se trata de uno profundo y significativo. Así pues, espero que sigas disfrutando de todos los delirios que están por venir, amiga.

      Y para finalizar, vuelvo a reiterar las gracias por tus palabras. Leer confesiones como las tuyas en las que nos muestres todo tu apoyo y aprecio hacen que podamos seguir adelante con esta iniciativa veterana. Mil gracias por recomendarnos y animarnos a seguir adelante. Algún día espero que muchísima más personas reconozcan este trabajo y que podamos llegar muy lejos.

      Un beso muy grande para ti también.
      Recuerda que tienes las puertas del Elíseo siempre abiertas.

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  2. No es bueno acumular tanto odio, aunque por otra parte puedo sentirme identificada. A veces las personas parece que quieren ser odiadas, en cambio, eso sólo sería darles más importancia de la que merecen. Ese odio sólo le provoca daño a la persona que lo siente, y lo sé porque hace tiempo que odié y qie sufrí por ello, mientras que la otra persona seguía con su vida y era feliz. Siempre es mejor intentar hablar y solucionar las cosas, y cuando no se puede, seguir adelante por tu camino de lirios rojos, e ignorar aquello que te hace daño, pues con este odio estás demostrando que te importa demasiado eae intruso de tu Edén.
    Un beso, Pandora

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    1. Gracias por dejarnos tu confesión, Shenia. Siempre es bueno saber qué es lo que piensan nuestras víctimas sobre cada delirio. Tienes razón, guardar odio a veces no sirve de nada, pero en otras ocasiones es una mera premisa para tener un motivo para seguir adelante, una aspiración más para defendernos de aquellos nuestros enemigos y crear una barrera infranqueable contra el mundo para permanecer fuertes. Supongo que cada uno siente el odio de una manera diferente, sobretodo cuando las razones por las que se odia a alguien no son siempre las mismas. A veces no merece la pena, pero otras... sí. De cualquier forma, estoy completamente de acuerdo con lo que has dicho, siempre se puede (o al menos intentar), hablar las cosas y solucionarlas. Hay ocasiones que la propia ignorancia puede ser una salvación, pero cuando aquello que te hace daño traspasa el umbral no nos queda otra elección que actuar. Así pues, espero volver a verte pronto por aquí, querida. Un abrazo.

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