» Declaraciones de guerra.

Me has decepcionado. Jamás pensé que llegaría a sentirme tan frustrada por algo así, pero así es. Me has decepcionado. Has llegado lo más profundo de mi corazón y me has hecho daño. Tú, sí tú, el único ser que nunca creí que me traicionaría de esta manera. He confiado en ti. He camino a ciegas por el mismo camino que tú y he creído en tus palabras envueltas en veneno. Me has decepcionado. Demasiado tiempo he tardara en darme cuenta de que, da igual las veces que hable contigo o las millones de explicaciones que te de, tú vas a seguir negándolo todo y apuñalándome por la espalda. Asientes con la cabeza y me ofreces esa sonrisa hipócrita para luego mirar atrás y escupir tus promesas.

Me has decepcionado. Me has roto en mil pedazos y me has hecho creer que todo estaría bien. Mentira. Todo es pura mentira. Finges que las cosas están bien y me miras con recelo desde la distancia. ¿Por qué? Confiaba en ti y me tragué mi orgullo por ti. Me tragué todas esas palabras bonitas sin saber dónde me estaba metiendo. Así pues, has decidido seguir tu propio camino y me has declarado la guerra. Una guerra que será difícil de ganar y que, puede que sea lo más probable, uno de los dos caiga.

Te eché de menos, te eché mucho de menos. Pero tú no quisiste hacerme caso. Lloré, lloré lágrimas de sangre por ti y dejé de lado todo lo demás por ti. ¿Y de qué me ha servido? Has querido cortarme las alas y esclavizado mis sentidos. Me has decepcionado. Pues sé que las cosas jamás podrán volver a ser cómo eran antes. Esta unión se ha roto y nuestra pasión ha dejado de latir. Y todo por tu culpa. Tú has sido lo único que me han mantenido con viva todo este tiempo. La esperanza que jamás se detuvo y que se alimentaba con tus miradas y tus palabras… ahora ya no queda otro remedio…

Me has traicionado. Me has lastimado. Me has decepciono. Ya no puedes hacer nada para arreglar las cosas. Has dejado de confiar en mí y yo me he cansado de este juego. Ya no tengo las fuerzas necesarias para seguir luchando contra tus sentimientos. Me has declarado la guerra de la forma más peligrosa posible. Te estás atreviendo a jugar con fuego y tu odio es la fuente de mi venganza. Me alimentas. Me preparas para esta nueva batalla que está apunto de comenzar. Me estás declarando la guerra y yo con firmeza la acepto y le grito a los vientos el nuevo lema de guerra. Exactamente, no pienso quedarme aquí mirando cómo intentas hundirme en la miseria. Exactamente, pienso aceptar tu invitación y voy a arrasar todos los campos con mis llamas. 

Esta traición me ha servido para aprender de una maldita vez que no puedo confiar. Esta traición me alimentará de odio y hará que aprenda a protegerme de todo aquello que quiere lastimarme. Una declaración de guerra, ni más ni menos. Me traicionas, me intentas apuñalar por la espalda, pero creo que o eres consiente de que soy capaz de ver todos tus actos. La Madre Natura te delata y me concede la visión de poder prever tus movimientos, tus pensamientos. Es así cómo he llegado a la conclusión de que realmente quieres enfrentarte a mí. A pesar de que me sigas sonriendo y sigas mi juego, sé que nada de eso es real, y por ende, puedo interpretar tus palabras.

Estoy frustada. Estoy decepcionada. Jamás pensé que alguien como tú podría hacerme esto. Y lo que más me duele todavía es que, por mucho que intente hablar las cosas, tú seguirás envuelto de veneno, envuelto en ira y envuelto en traición. La declaración de guerra es más que evidente y ya no podemos hacer nada para evitarlo. Aquí comienza una nueva era en la que ambos derramaremos sangre y lágrimas. Pero únicamente uno de los dos tendrá el poder suficiente de seguir con "vida". ¿Serás tú o seré yo? Sea como sea, está claro que pagarás caro tu traición. Porque me conoces y sabes que no me voy a rendir, pues nadie, absolutamente nadie, tiene permitido herir mi poderoso orgullo.

4 comentarios:

  1. La vida nos enseña, día tras día, que no podemos confiar en nadie. Hasta las personas que considerábamos especiales y que estaría siempre en nuestras vidas, se marchan clavándonos un puñal en la espalda. Aún así, somos humanos, y pecamos de tontos, pues tarde o temprano volvemos a confiar en alguien que nos tiende nuevamente la mano, que nos ayuda a levantarnos. Pero tanta traición tiene un precio muy caro: el miedo, ese miedo a que vuelvan a hacernos daño, ese miedo a que vuelvan a empujarnos hacia la decepción. En nuestra mano está aprender a vivir con ese miedo e intentar volver a confiar en alguien, o en cegarnos y dejarlo todo de lado. La decisión es sólo nuestra.
    Un beso, Pandora.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una triste realidad. Ya no podemos confiar en absolutamente nadie, ni si quiera en nosotros mismos, pues no sabemos qué nos deparará el día de mañana. Los monstruos existen, nosotros mismos somos esos monstruos, queramos admitirlo o no, es así. Nuestra también es la decisión de hacer daño al resto, de traicionar y clavar el puñal en lo más profundo de los corazones humanos. Somos malos, perversos, lo llevamos en la sangre. ¿Por qué? Por pecadores, por miedo a que sea el otro quien nos hiera, para protegernos del mundo tan cruel que nos rodea y haber nacido errados, sin más.

      Me ha encantado tu confesión, has dicho las cosas tal y como son. A veces pienso que no, que no aprenderemos nunca, que siempre habrá una pequeña luz dentro de cada uno de nosotros que quiera creer en las personas y tenderles la mano porque pensamos que somos mejores, buenas almas. Sin embargo, hay veces que todo eso parece una ilusión, una fachada para esconder el verdadero monstruo que llevamos dentro.

      Gracias por haber compartido tus pensamientos una vez más con nosotros. Espero volver a verte por aquí cerca pronto y que sigas disfrutando de los delirios del jardín del Edén. Un abrazo muy grande, querida.

      Eliminar
  2. Hola que tal ♥
    tus escritos son muy buenos me encantaria que te pasaras para compartir un poco mas y estar en comunicación de escritora a escritora *w* besos y felicitaciónes por tu bello y encantador blog ♥

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Bienvenida seas al jardín del Edén! Me alegra mucho saber que te gusta este paraíso y que te quieras poner en contacto con nosotros. Enseguida me pasaré por tu blog para conocerte. Gracias por la invitación y espero volver a verte por aquí muy pronto. Un beso muy grande, amiga.

      Eliminar