» La sombra de la envidia.

Sombras. Sombras que salen de la oscuridad y que me acechan muy de cerca. Sombras. Sombras desconocidas que no dejan de observar todos mis movimientos. Sombras que me hacen sentirme incómoda. Sombras que no dejan de atosigarme adónde quiera que vaya. Sombras. Sombras que podrían ser perfectamente recuerdos de una vida pasada. Sombras que podrían ser personas que quiero olvidar. Sombras. Siempre sombras. Siempre desde las sombras. No puedo más. No puedo más con toda esta presión. Intento ser fuerte, mantenerme en pie, pero las sombras siempre están ahí. Intento no mirar atrás. Intento no perturbarme por esas oscuras presencias, pero no puedo evitar sentirme inquieta. No puedo evitar sentirme desprotegida tanto en la luz como en la oscuridad. Sombras. Simples sombras que me acechan día y noche.

Conozco esas siluetas negras que me espían. Conozco esas siluetas oscuras que no formulan palabra ninguna. Las conozco y las detesto. Presiento que si me acerco a ellas perderé toda mi esencia, mi verdadera esencia. Las sombras no son más que la envidia putrefacta que jamás pudo desarrollarse. Las sombras no son más que la envidia destilada de cada pensamiento negativo que jamás pudo ver la luz. Las sombras son recuerdos lejanos, recuerdos perdidos de otra vida manchada de sangre. Las sombras son todo aquello que nunca llegó a ser. Y aún así, no puedo evitar sentirme perdida. No puedo evitar sentirme desconcertada con tantas siluetas a mi alrededor.

Sombras. Sombras que salen de la oscuridad. Sombras que me hacen sentir perturbada. Sombras que no dejan de atosigarme a cada segundo que pasa. Simplemente, sombras oscuras. Y odio, mucho odio. Esas sombras desprenden un aura de odio, un aura de mal y negatividad que por poco me ahoga. Que por poco me mata... Todo es tan desconcertante. No soy capaz de comprender ese sentimiento de envidia que sienten hacia mí. No soy capaz de visualizar una vida con ese comportamiento incrustado en sus podridas almas. No soy capaz de verlo, pero sí de sentirlo. Quiero que dejen de perseguirme. Quiero que dejen de sonreírme con sus miradas hipócritas. Quiero que dejen de acecharme de una vez.

Ira. Una inmensa ira les rodea. Ira y rencor. Siempre igual. Dejad de envidiar la belleza de lo puro y lo único. Dejad de envidiar la vida de una reina. Salid del Edén. Salid de mi nueva vida, de mi segunda oportunidad. Sombras. Malditas sombras. Dejad de perseguirme. Dejad de envidiarme. No os quiero cerca, pues os conozco y siento por dentro. No quiero volver a abrir la caja de Pandora y volver a revivir una tragedia. Maldigo vuestros nombres, pues no podéis esconderos de mis recuerdos en la oscuridad. Sombras. Siempre las mismas sombras. Mentiras y engaños. Envidia. Veneno, simple veneno. 

Sombras. Sombras llenas de odio y envidia que ansían recrear la escena de mi muerte. Sombras. Sombras llenas de ira y maldad que lo único que buscan es mi destrucción. Pero no lo van a conseguir. Eso jamás, nunca más. No volverán a verme sangrar. No volverán a tocar mi cuerpo. Así que seguid en la oscuridad. Seguir ahí envidiándome si queréis, aunque a mí me hierba la sangre. Soy fuerte. Soy reina del Edén. Y lo seguiré siendo eternamente. En este paraíso no podréis dañarme. No podréis tocarme. No podréis hacerme sangrar nuevamente. Estoy harta de tanta negatividad. Es hora de seguir adelante con mi camino y destruir todo lo que me atormenta. Sombras. Volved a vuestra oscuridad, malditas.

4 comentarios:

  1. Mi querida Pandora, Reina del Edén, déjame Decirte que he visto Esas sobras por todos los rincones del eden, me persiguen, algunas no te dejaran hasta que las enfrentes, algunas se llaman culpas, remordimientos, pecados, otras maldad, oscuridad y vacio, esas son las peligroas. Sé que las libraras.
    Suerte!
    besos y abrazos de luz en esta noche oscura querida Amiga!

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    1. Muchas gracias por tu apoyo, Antonio. Son sombras cobardes. Son sombras envenenadas. Envidia, pura envidia. Y todo sabemos que la envidia puede llegar a ser muy, muy mala. No podemos dejarnos vencer por ellas No podemos dejar que nos atrapen y nos destruyan. Simplemente, tenemos que enfrentarnos a ellas y hacer que desaparezcan de una vez por todas. Un beso grande, querido. Gracias por compartir tu confesión con todos nosotros. Espero que nos volvamos a leer pronto.

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  2. Cuando la mente te engaña y ves algo que no existe la reacción de tu cuerpo es la misma que si existiera... por tanto... si lo que no existe puede existir, lo que existe puede dejar de existir, el problema más grande no está en la sombra sino en el ojo que la ve, pues si dejas de verla, dejará de estar ahí, dejara de ser real. No hace falta que la odies, la temas, te preocupe. Solo hace falta que la destierres de tu mente, y así, la sombra se consumirá torturada en toda la negatividad que no consigue que a ti te perturbe, es complicado, pero posible, llega un punto en el que no te alcanza.

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    1. Grandísimas palabras, Angie. Creo que es una de las mejores confesiones que he podido leer durante mucho tiempo, y te doy toda la razón. Es verdad, es realidad. Espero que cualquier pecador del Edén te lea y saque sus propias conclusiones. Gracias por dejar tu opinión. Me alegra mucho que inundes este paraíso con tus huellas, significan mucho para mí. Un beso muy grande, amiga.

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