Ven, mira las estrellas. ¿Hacía cuanto que no veías una preciosidad semejante? No puedo evitar sentirme feliz. No puedo evitar sentirme protegida bajo ese manto de estrellas en el firmamento. Sí, así es. He dicho feliz porque realmente me siento así tras estar tantísimo tiempo sumida en las sombras. Sí, así es, soy capaz de recordar lo que es ser feliz. Y todo gracias al jardín del Edén. Este paraíso ha sido el único que me ha brindado una segunda oportunidad. Y a pesar de todos sus misterios y todos sus secretos, ha sabido arroparme y concederme un reino sólo para mí. Incluso todavía soy capaz de recordar el primer día que desperté encima de su fresca hierba. Todo era silencio y paz. Todo era armonía y seguridad. Un nuevo hogar. Una nueva guarida donde poder descansar en paz.
Ven, mira las estrellas. Es pureza. Es destino. Ojalá pudiera tocar cada una de esas estrellas con mis dedos. Sin duda alguna, este lugar tiene algo mágico. Es algo que te atrapa, algo que te hipnotiza y que te hace sentir especial. Este es mi lugar. Ahora lo comprendo. Ahora lo sé. A pesar de todos mis delirios y todos esos dolores de cabeza. Está ahí para mí, en todo momento. No debo de rechazarlo. No debo de castigarlo. Hay que honrar al Edén porque en cada rincón de este Elíseo se alberga un gran secreto. Sin embargo, no debo de forzar la situación. No debo de ansiar obtener la respuesta de inmediato. Hay que aprender a contemplar cada una de sus maravillas. Hay que aprender a observar y disfrutar la Madre Natura del Edén. No debo de transformar este lugar sagrado en un campo de batalla.
El jardín del Edén. Siento que sé muchísimo de él, pero en realidad conozco tan poco... Respiro aire puro. Piso hierba fresca. Los árboles me susurran y el viento siempre me acompaña adonde quiera que ver. Es la perfección en sí misma. Es, simplemente, el secreto que se ocultaba dentro de la caja de Pandora. Soy yo, la única mujer, la reina. Y no tengo por qué sentirme sola. Ya no. Edén siempre está conmigo. Edén me oculta de las miradas lascivas de los hombres. Edén es mi verdadero protector, es el guardián de mi ser. ¿Cómo no podría caer rendida a sus encantos? ¿Cómo no poder dejarme llevar por los sentimientos? Mira a tu alrededor. Es perfección por doquier. El jardín del Edén... un lugar peculiar dónde puedo esconder todos mis secretos.
Alzo la mirada al cielo y ahí están las estrellas. Cientos de ojos puestos en mí que aseguran mi bienestar y protección. Aquí nadie puede hacerme daño. Aquí nadie puede traicionarme. Este era mi verdadero destino. ¿No es hermoso? ¿No te produce serenidad y felicidad? Oh, Edén. Gracias por tus misterios que hacen de mi nueva vida una aventura. Oh, Edén. Gracias por cada uno de tus árboles y senderos. Gracias por brindarme el honor de conocer tu belleza. Gracias por enseñarme el camino correcto. Gracias por ser la verdad. Gracias por otorgarme esta felicidad. Es pureza. Es destino. Ojalá pudiera tocar cada una de esas estrellas con mis dedos. No puedo evitar sentirme protegida bajo ese manto de estrellas en el firmamento. Ya no tengo por qué sentirme sola.
Ven, mira las estrellas. ¿No es hermoso? ¿Eres capaz de sentir su energía recorriendo todo tu ser? Yo lo siento. Yo sí lo siento. Y es felicidad. Y es placer. Así pues, no puedo traicionar al Edén. Edén es mi verdadero protector, es el guardián de mi ser. ¿Cómo no podría caer rendida a sus encantos? ¿Cómo no poder dejarme llevar por los sentimientos? Está ahí para mí, en todo momento. No debo de rechazarlo. No debo de castigarlo. Oh, Edén, gracias. Es pureza. Es destino. Siento que algo nuevo está apunto de suceder en el jardín del Edén. Presiento que este paraíso volverá a traerme algo mágico, algo inusual y sorprendente. Presiento que tiempos mejores invadirán mi reino y que un nuevo nacimiento tendrá lugar. Y como fiel servidora del Elíseo, esperaré con paciencia hasta que ese momento llegue, hasta que pueda realmente tocar todas y cada una de las estrellas en su hermoso firmamento.
Ven, mira las estrellas. Es pureza. Es destino. Ojalá pudiera tocar cada una de esas estrellas con mis dedos. Sin duda alguna, este lugar tiene algo mágico. Es algo que te atrapa, algo que te hipnotiza y que te hace sentir especial. Este es mi lugar. Ahora lo comprendo. Ahora lo sé. A pesar de todos mis delirios y todos esos dolores de cabeza. Está ahí para mí, en todo momento. No debo de rechazarlo. No debo de castigarlo. Hay que honrar al Edén porque en cada rincón de este Elíseo se alberga un gran secreto. Sin embargo, no debo de forzar la situación. No debo de ansiar obtener la respuesta de inmediato. Hay que aprender a contemplar cada una de sus maravillas. Hay que aprender a observar y disfrutar la Madre Natura del Edén. No debo de transformar este lugar sagrado en un campo de batalla.
El jardín del Edén. Siento que sé muchísimo de él, pero en realidad conozco tan poco... Respiro aire puro. Piso hierba fresca. Los árboles me susurran y el viento siempre me acompaña adonde quiera que ver. Es la perfección en sí misma. Es, simplemente, el secreto que se ocultaba dentro de la caja de Pandora. Soy yo, la única mujer, la reina. Y no tengo por qué sentirme sola. Ya no. Edén siempre está conmigo. Edén me oculta de las miradas lascivas de los hombres. Edén es mi verdadero protector, es el guardián de mi ser. ¿Cómo no podría caer rendida a sus encantos? ¿Cómo no poder dejarme llevar por los sentimientos? Mira a tu alrededor. Es perfección por doquier. El jardín del Edén... un lugar peculiar dónde puedo esconder todos mis secretos.
Alzo la mirada al cielo y ahí están las estrellas. Cientos de ojos puestos en mí que aseguran mi bienestar y protección. Aquí nadie puede hacerme daño. Aquí nadie puede traicionarme. Este era mi verdadero destino. ¿No es hermoso? ¿No te produce serenidad y felicidad? Oh, Edén. Gracias por tus misterios que hacen de mi nueva vida una aventura. Oh, Edén. Gracias por cada uno de tus árboles y senderos. Gracias por brindarme el honor de conocer tu belleza. Gracias por enseñarme el camino correcto. Gracias por ser la verdad. Gracias por otorgarme esta felicidad. Es pureza. Es destino. Ojalá pudiera tocar cada una de esas estrellas con mis dedos. No puedo evitar sentirme protegida bajo ese manto de estrellas en el firmamento. Ya no tengo por qué sentirme sola.
Ven, mira las estrellas. ¿No es hermoso? ¿Eres capaz de sentir su energía recorriendo todo tu ser? Yo lo siento. Yo sí lo siento. Y es felicidad. Y es placer. Así pues, no puedo traicionar al Edén. Edén es mi verdadero protector, es el guardián de mi ser. ¿Cómo no podría caer rendida a sus encantos? ¿Cómo no poder dejarme llevar por los sentimientos? Está ahí para mí, en todo momento. No debo de rechazarlo. No debo de castigarlo. Oh, Edén, gracias. Es pureza. Es destino. Siento que algo nuevo está apunto de suceder en el jardín del Edén. Presiento que este paraíso volverá a traerme algo mágico, algo inusual y sorprendente. Presiento que tiempos mejores invadirán mi reino y que un nuevo nacimiento tendrá lugar. Y como fiel servidora del Elíseo, esperaré con paciencia hasta que ese momento llegue, hasta que pueda realmente tocar todas y cada una de las estrellas en su hermoso firmamento.
Simplemente perfecto. Siempre me ha gustado tu forma de escribir y hasta ahora estoy encantada. Besos :*
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Claudia. Espero que sigas disfrutando al máximo de cada uno de mis delirios. No seas tímida en compartir con nosotros tus pensamientos. Muchos besitos, querida.
EliminarMe alegra la vuelta a la tranquilidad de tu Edén, Pandora,Suerte en tu senda
ResponderEliminarMuchas gracias por el apoyo. Espero que esta paz dure algo más que la anterior. Un beso grande.
EliminarFine way of describing, and nice article
ResponderEliminarto obtain data on the topic of my presentation subject
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Es precioso. Note la hierba, noté la brisa suave y sentí los altos árboles protegiéndome, yo también tengo mi propio jardín, a veces voy a él, allí estoy sola sin estarlo, allí siempre hay paz, pero en el mío solo hay un árbol y el sol filtra sus rayos entre las hojas. Me has alegrado un poquito el día.
ResponderEliminarMe alegra saber que te ha gustado estar en este Edén. Siempre nos sienta genial tener un espacio así para cada uno de nosotros. Una guarida, un jardín, un lugar en el que poder despreocuparnos de todo lo que nos molesta, una liberación. Siempre que quieras sentir paz, que quieras sonreír, no dudes en volver a visitar el paraíso. Un beso, Angie.
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