» El enigmático canto del más allá.

Desde hacía un tiempo, cada vez que caía la noche lo volvía a oír. Desde hacía tiempo, cada vez que se aproximaba la hora más oscura lo volvía a escuchar. Y es que es muy cierto que desde hacía ya un tiempo se podía apreciar un misterioso canto en cada rincón del jardín del Edén. No sé de dónde proviene, ni si quiera me es familiar esa dulce voz. En un principio pensé que se trataba de mi propia voz mientras divagaba por el mundo de los sueños, pero no. Esa voz no es la mía. Y aunque afirme que no me es familiar, algo dentro de mí me susurra que estoy vinculada a ella.

Si cierras los ojos y mantienes el silencio puedes escucharla tú también, pero recuerda, aparece únicamente en la hora más oscura, en la noche más nocturna. Parece una voz interna, pero no lo es. Suena como un ángel, pero tampoco lo es. ¿De dónde proviene? ¿Qué es lo que quiere? Intento escuchar atentamente su mensaje, pero no es un idioma que reconozca. ¿Por qué? ¿Por qué ha empezado a perseguirme esa voz? ¿Por qué está perturbando mi sueño? 

¿Cómo puedo permitir que ese canto tan hipnotizador me provoque tanta angustia? Durante muchas noches seguidas he intentado perseguir ese canto con pinceladas ancestrales. He intentado establecer contacto con ella, pero no ha servido de nada. Viene y se va cuando le place. Eso sí, siempre, siempre, siempre, es el mismo canto y la misma voz. Puede que lo que necesite es a alguien que lo escuche, a alguien que le guíe en esta oscuridad. Puede que lo que realmente busque es esa melodía perdida entre vocablos. Así pues, con estas reflexiones tan disparatadas, pienso con total seguridad que podría adentrar más aún en este misterio y que podría ayudar a resolver la incógnita. 

¿Qué es lo que quieres, voz? ¿Qué es lo que estás cantando? ¿Por qué no eres capaz de hablarme en un lenguaje que entienda? ¿Quién eres en realidad? ¿Soy yo la que buscas? ¿De dónde procedes? Quiero saber la verdad. Quiero respuestas y las quiero ya, no quiero esperar otra noche más. Sin miedo y con determinación me dispongo a sentarme en aquel sillón lleno de polvo en la sala prohibida y olvidada de aquel lugar al que llamo guarida. Dentro de dicha estancia, hay un piano marchito y desgastado con el que, tal vez y sólo tal vez, pueda hacer algo de... magia.

Y de esta manera, siendo valiente y curiosa, indago en la manera de buscar un acompañamiento acorde a aquel canto tan enigmático y encantador. Es así cómo busco el modo de crear una melodía que genere reflexión y respuesta en aquella persona que me canta cada noche en la hora más oscura. Seas quien seas, aquí estoy, dispuesta a saber la verdad. Dispuesta a conocer quién es la persona o el ente que se esconde detrás de esa voz que parece provenir del más allá.

2 comentarios:

  1. Buenos días, Pandora.
    ¿Cómo lo haces? ¿Cómo cada delirio se muestra acorde con la situación en que me adentro en él? Es fascinante. Y también inquietante. Pero estoy convencido de que el origen de tan misteriosa voz cantante se sentirá complacido de verse acompañado en su oscuridad. Capto dentro de todo ello, corrígeme si me equivoco, una oda a abrazar lo desconocido y dejarse alentar por la curiosidad, esa aliada traicionera que, si bien puede brindarnos resultados que nos lleven al arrepentimiento, también nos conduce a los más deliciosos caminos. "Quien no arriesga no gana", entona la voz popular. Así que me alegra leer que posarás tus dedos sobre ese piano. Porque el ente poseedor de la voz cantante podría ser un peligro, sí. Pero también algo o alguien maravilloso. Y, de todos modos, incluso si fuese un peligro capaz de poner tu propia vida en jaque... ¿Qué es más satisfactorio, una vida corta pero plagada de aventuras, o una larga y segura sumida en la espiral de ese incómodo sentimiento de haber desaprovechado las oportunidades por miedo a lo que pudiera ocurrir? En definitiva, ¿en cuál de los dos casos estarías más... Muerta?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bienvenido una vez más a mi misterioso universo, Eloy, te agradezco muchísimos cada una de tus interesantes confesiones. Siempre te lo estoy recordando, pero creo que nunca dejaré de sentirme tan agradecida.

      Puede que sea el destino quién nos haya unido de esta manera, pues llevas toda la razón, demasiada casualidad es que cada vez que te adentras en mi Edén te sientes en fuerte conexión con mis delirios. Es muy halagador y curioso a la vez. Incluso me atrevería a decir que alimenta mi curiosidad de descubrir hasta dónde llevará ese sentimiento.

      Así pues, como no podía ser de otro modo, tienes razón. Has definido exactamente lo que pienso y quería transmitir con este delirio. Cada una de tus palabras son perfectas traducciones de mi poético discurso. ¿Con cuál de las dos opciones que propones estarías dispuesto a aceptar tú? Os invito a todos a una profunda reflexión sobre la lucha contra el tedio.

      Un beso muy grande y hasta la próxima, amigo.

      Eliminar