Debo de ocultarte en un lugar seguro. Debo de esconderte en un lugar alejado de todas las miradas curiosas. Debo de protegerte con cada centímetro de mi ser. Eres valioso para mí, muy valioso. Eres importante. Eres sagrado. No quiero que nada ni nadie mancille este pequeño secreto que tenemos. No quiero que ese dedo acusador te juzgue. No quiero que nadie sepa la verdad que oculta mi corazón.
Y es que, ¿cómo explico esto que siento en mi interior?
¿Cómo en tan poco tiempo he permitido que una nueva llama se encienda dentro de mí? ¿Cuándo ha sucedido todo esto? Magia. Simplemente magia. Sin yo esperarlo o quererlo, he permitido que poco a poco ahondes en mis pensamientos y te hagas un hueco en mis recuerdos. Las emociones brotan con suavidad con cada una de tus palabras, palabras que nadie sabrá jamás. Palabras que me susurras con dulzura al oído y que penetran en profundidad dentro de cara poro de mi cuerpo.
Algo está pasando. No sé qué es. No sé si quiero saberlo. No sé tampoco si quiero denominarlo de alguna manera. Esto es algo único. Esto es algo indescriptible. Y es justamente por eso por lo que debo de guardarlo en un lugar secreto, en un lugar a salvo de todo mal. Quiero que esto que está sucediendo entre nosotros sea eterno y que sea únicamente nuestro. Es por ello por lo que esto será un secreto. Quiero que sea un secreto. No importa si se trata de una realidad o una ilusión, de una pesadilla o un sueño. No quiero despertar. Quiero sentir con cada fibra de mi ser el momento tan maravilloso que me haces sentir.
Oculta en mi guarida pienso y analizo con determinación mis sentimientos. Las emociones del corazón son muy contradictorias a las de la mente, pero no me importa. No puedo detener la magia que recorre mi cuerpo en este momento. Cierro los ojos y te veo a ti. Cierro los ojos y recreo nuestro momento. Cierro los ojos y todo sucede. Por eso debo de ocultarte, pues si alguien conoce de tu prohibida existencia podría desatarse el auténtico horror que se esconde dentro de la caja de Pandora.
Quiero que seas mío, para siempre. Quiero que esto jamás termine. Quiero disfrutarlo al máximo y no deseo bajo ningún concepto que te alejes de mí. Debo de ocultarte en un lugar seguro. Debo de esconderte en un lugar alejado de todas las miradas curiosas. Debo de protegerte con cada centímetro de mi ser. No tengo palabras para describir lo que siento por ti y todo lo que me aportas. No existe una medida correcta para que sepas con determinación cuánto me importas. Eres valioso. Eres sagrado. Eres un secreto que jamás debió de ocurrir y que, sin embargo, aquí estás, haciendo lo que mejor sabes... hacerme feliz.
Sí, así es. Creo que después de mucho tiempo puedo empezar a conocer el significado verdadero de la palabra felicidad. Así pues, algo está teniendo lugar en el jardín del Edén que nadie sabe. Algo está ocurriendo, algo mágico. Algo se está originando en lo más profundo de mi corazón y puede que en cualquier momento vea la luz. Ahora lo único que puedo hacer es mantenerme en silencio y recrearme con tu memoria. Hagamos que el tiempo se detenga y extasiémonos en esta inocente ilusión sin olvidar nunca que debemos de mantenernos cautos.
Encontraré el modo de esconderte en un lugar resguardado de la oscuridad y el mal.
Pues vas a ser solamente para mí, para toda la eternidad.
¡Ah, el fuego!
ResponderEliminarInteresante delirio con el que inaugurar el nuevo diseño. Aprovecharé para hacer un inciso y comentarte, ahora que lo veo en el Edén en vivo, que la nueva decoración de tu personal rincón me resulta muy agradable a la vista. Fresco, como te decía; en tu esencia, a tu manera, sencillo pero poderoso como las palabras que transmites en estas líneas. Líneas que, por cierto, me han fascinado. Después de una ausencia inusitada -no dejé mi estela en el delirio anterior y es algo que debo remediar- vuelvo con más fuerza igual que lo hace tu Edén con su renovada estética para adornar, precisamente, unas palabras que definen uno de los mayores misterios de nuestra existencia: la capacidad que poseen ciertos entes para calar en nuestra alma con mucha más resonancia que otros que llevan años caminando a nuestro lado. Entes que aparecen de la nada; un día desconocemos completamente su existencia y, de pronto, sin más, a la mañana siguiente, no queremos que se separen jamás de nuestro lado. Conozco la experiencia, mi querida Pandora. La comparto. Y, es más, he de confesarlo. Tú has sido y eres, para mí, uno de tan enigmáticos entes que, una vez surgen en nuestra existencia, no deseamos que se aparten jamás.
Me gustaría darte la bienvenida, Eloy, a este nuevo lavado de cara del jardín del Edén. Sentía desde hacía ya mucho tiempo que debía de cambiar algo, evolucionar al siguiente nivel. Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando me he atrevido. Así pues, leer tus palabras tan positivas me ha hecho reafirmar que he tomado la decisión correcta y oportuna de transformar este pequeño reino. Gracias, como siempre por tu apoyo y comprensión. De verdad que estoy muy agradecida con el fuerte feedback que me das. Espero así inaugurar una nueva etapa en Los delirios de Pandora y seguir contando con tu presencia en este enigmático lugar. ¡Un beso muy grande, amigo!
EliminarEse dulce torbellino que no podemos ni queremos parar.
ResponderEliminarSaludos
Me alegra muchísimo verte de nuevo por estos lares. Hacía tiempo que no hablábamos y me complace mucho ver tu pequeña huella en el jardín del Edén. Espero que te haya gustado este delirio y que vuelvas a compartir con nosotros nuevas confesiones en un futuro no muy lejano. ¡Un fuerte abrazo!
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