» Pensamientos ante el propio reflejo.

Soy consciente de que ante mí he construido un muro sólido y rígido. Soy consciente de que, durante todo este tiempo, me ha estado refugiando en un paraíso prohibido dentro de una prisión cuyas dimensiones son completamente ilusorias. Soy consciente de que he estado viviendo una realidad hipócrita. ¿Quién es realmente Pandora? ¿Qué es lo que se oculta más allá de esa mirada gélida e intensa? Es cierto que me he proclamado la Reina de este Edén paradisíaco, pero la auténtica verdad podría estar muy alejada de esta visión egocéntrica.

¿Quién soy yo realmente? ¿Soy Pandora, el lirio ensangrentado? ¿Soy la guardiana eterna de este elíseo? ¿Soy aquella que traerá la desdicha y la pena a los hombres? ¿Soy aquella que logrará consumir su venganza? ¿Quién soy yo? ¿Qué soy yo? ¿Cuál es mi verdadero destino? ¿Es mi propia existencia un delirio más producto de la imaginación? Demasiadas preguntas sobre la existencia. Demasiadas preguntas que hacen que pierda el camino hacia la verdad. Y es que, cuanto más pienso en ello, más perdida estoy. Tal vez debería de dejar de reflexionar, pero no puedo evitar ser un gato curioso que sabe en lo más profundo de su interior que lo único que puede acontecer con todo esto es la desgracia y el sufrimiento.

Así pues, nuevamente intento acomodarme frente al espejo, frente a aquel espejo que durante tantísimo tiempo ha permanecido oculto y en silencio. Desarropo con cautela el manto carmesí que lo ha estado ocultando en secreto. Lo miro nerviosa esperando una respuesta, pero lo único que consigo es contemplar mi propio reflejo. El reflejo de una mentira. El reflejo de un delirio más que se ha extraviado. ¡Háblame! Necesito respuestas. Necesito saber quién soy yo en realidad. Necesito afirmar que aquella que se refleja en tu cristal es la auténtica capaz de sobrevivir a este peligroso juego. 

Sé que parece increíble viniendo de mí, pero sí, estoy perdida. Me siento vacía por dentro y mi mente no hace más que plantear nuevas cuestiones sobre mí misma. Siempre he pensado que el jardín del Edén giraba entorno a mí, pero la realidad es bien distinta y soy yo la que gira entorno a ella, sin rumbo, desorientada, confusa. Nuevos fragmentos de memoria se repiten sin cesar en mis recuerdos y es entonces cuando más deteriorada me hallo. ¿Son mis recuerdos reales? ¿Son mis emociones una falacia? ¿Son mis propios pensamientos un castigo? Quiero que mis incógnitas sean escuchadas. Quiero encontrar algo de luz dentro de tanta oscuridad interior. Simplemente, quiero traspasar el espejo y encontrar una realidad en el que pueda ser verdaderamente feliz.

Poco a poco mi muro se va agrietando y mis mayores temores se van filtrando en él hasta llegar a mí, a mi corazón y apuñalarme con fuerza y descaro. Puede que sea ahora cuando de verdad se ha desatado el horror de la caja de Pandora. He descubierto el espejo y con él, la inseguridad que emana de su reflejo. Así pues, esta es la verdadera caja. Esta es la verdadera puerta del conocimiento. Sin embargo, yo no puedo atravesarla. Estoy aquí atrapada, dentro de una ilusión y no hay manera de liberarme. Las preguntas continuarán perturbando mi sueño y mis dudas existenciales seguirán consumiendo lo que queda de mi alma con lentitud hasta que ya no quede nada de aquella poderosa Reina Roja...