"Engañando a la mente mediante falsos recuerdos"
Imágenes grabadas en mi memoria con fuego. Imágenes que creía olvidadas. Imágenes que pensaba que eran meras ilusiones de una vida pasada, o mejor dicho, de una vida inexistente. Un simple anhelo en busca de la felicidad. Un simple sueño del que jamás querría despertar. Una falsa realidad guardada bajo llave en aquella caja de los secretos. Por un momento pensé que podía sentir el verdadero significado de la felicidad si conseguía recuperar la llave. Por un momento pensé que podía despertar de la pesadilla eterna y vivir realmente. Un instante... un único instante en el que nuestros sueños se hicieran realidad.
Pero así son las cosas ahora. No somos más que los juguetes rotos de Edén. No somos más que almas ciegas buscadoras de la verdad, pero no somos conscientes de la posibilidad de que esa verdad ni si quiera exista. No somos capaces de pensar por nosotros mismos y darnos cuenta de que estamos cumpliendo con la voluntad del jardín del Edén. Somos prisioneros de su encanto, pero a la vez somos demasiado orgullosos para reconocerlo. O puede que lo que suceda es que no lo queremos ver, es por eso que no somos dignos de seguir adelante. No vemos lo que tenemos delante de nuestros ojos y recorremos en círculos los mismos camino unos y otra vez. Sin embargo, a veces me pregunto, ¿y si no fuera ese el objetivo? Visto así, parece que Edén nos quiere marear con tantos rodeos. ¿Pero y si ese fuera la clave? No vemos. No somos capaz de ver, de sentir con el corazón. Sentimos que nos han robado el alma, la esencia pura, el elemento fundamental que nos hace falta para seguir adelante y estar cada vez más cerca de esa realidad verdadera.
Imágenes grabadas en mi memoria con fuego. Imágenes que creía olvidadas. Imágenes que pensaba que eran meras ilusiones de una vida pasada, o mejor dicho, de una vida inexistente. Un simple anhelo en busca de la felicidad. Un simple sueño del que jamás querría despertar. Una falsa realidad guardada bajo llave en aquella caja de los secretos. Por un momento pensé que podía sentir el verdadero significado de la felicidad si conseguía recuperar la llave. Por un momento pensé que podía despertar de la pesadilla eterna y vivir realmente. Un instante... un único instante en el que nuestros sueños se hicieran realidad.
¿Y si todas esas imágenes proyectadas en mi memoria no fueran más que producto del Edén? ¿Y si se tratara de otro de sus juegos para hacernos aún más sumisos? La verdad está delante de nuestros ojos, pero no somos capaces de verlo. ¿Es el jardín del Edén un auténtico paraíso? ¿Es nuestro amigo o nuestro enemigo? ¿Es la peor de las pesadillas o el sueño más placentero? Todo lo que vivimos, lo que sentimos, puede no ser real, sin embargo, hemos llegado a un punto en el que nos da igual la respuesta a nuestras preguntas si así podemos acercarnos a lo que denominaban "felicidad". Todos los caminos parecen iguales. Los árboles nos observan en silencio y la brisa nos susurra sus consejos. Pero esa sucesión constante de imágenes que nos resultan familiares no cesan, es más, parece que nos intentan atormentar. Un juego que cada vez se va convirtiendo en una peligrosa adicción. Un laberinto paradisíaco cuyo objetivo es que nos consumamos poco a poco por dentro. Ya no hay escapatoria posible. Ya no hay salvación para nuestras almas. No nos queda otra que cuestionar lo incuestionable y sucumbir a los placeres. A no ser que se trate de una nueva estrategia para desvelar el secreto del Edén... si es que sólo existe un único Edén.
Imágenes grabadas en mi memoria con fuego. Imágenes que creía olvidadas. Imágenes que pensaba que eran meras ilusiones de una vida pasada, o mejor dicho, de una vida inexistente. Un simple anhelo en busca de la felicidad. Un simple sueño del que jamás querría despertar. Una falsa realidad guardada bajo llave en aquella caja de los secretos. Por un momento pensé que podía sentir el verdadero significado de la felicidad si conseguía recuperar la llave. Por un momento pensé que podía despertar de la pesadilla eterna y vivir realmente. Un instante... un único instante en el que nuestros sueños se hicieran realidad.
El mensaje se vuelve a repetir. Entramos, pues, en el bucle del vicio. Las preguntas que antes no nos atrevíamos a formular salen por sí solas de nuestros labios. ¿Podemos confiar en esas imágenes que inundan nuestras cabezas? ¿Podremos llegar a ser tan fuertes, tan infranqueables, tan impenetrables que halláramos la forma de acabar con todo esto? ¿Y qué hay más allá del Edén? ¿Y si rompiésemos el espejo? ¿Luna nos revelaría entonces el secreto? Tal vez la felicidad no exista en realidad, o tal vez sí, no lo sé. Pero lo que sí sé es que nos estamos quemando por dentro con cada paso al frente que damos.
¿Y si todas esas imágenes proyectadas en mi memoria no fueran más que producto del Edén? ¿Y si se tratara de otro de sus juegos para hacernos aún más sumisos? La verdad está delante de nuestros ojos, pero no somos capaces de verlo. ¿Es el jardín del Edén un auténtico paraíso? ¿Es nuestro amigo o nuestro enemigo? ¿Es la peor de las pesadillas o el sueño más placentero? Todo lo que vivimos, lo que sentimos, puede no ser real, sin embargo, hemos llegado a un punto en el que nos da igual la respuesta a nuestras preguntas si así podemos acercarnos a lo que denominaban "felicidad". Todos los caminos parecen iguales. Los árboles nos observan en silencio y la brisa nos susurra sus consejos. Pero esa sucesión constante de imágenes que nos resultan familiares no cesan, es más, parece que nos intentan atormentar. Un juego que cada vez se va convirtiendo en una peligrosa adicción. Un laberinto paradisíaco cuyo objetivo es que nos consumamos poco a poco por dentro. Ya no hay escapatoria posible. Ya no hay salvación para nuestras almas. No nos queda otra que cuestionar lo incuestionable y sucumbir a los placeres. A no ser que se trate de una nueva estrategia para desvelar el secreto del Edén... si es que sólo existe un único Edén.
Imágenes grabadas en mi memoria con fuego. Imágenes que creía olvidadas. Imágenes que pensaba que eran meras ilusiones de una vida pasada, o mejor dicho, de una vida inexistente. Un simple anhelo en busca de la felicidad. Un simple sueño del que jamás querría despertar. Una falsa realidad guardada bajo llave en aquella caja de los secretos. Por un momento pensé que podía sentir el verdadero significado de la felicidad si conseguía recuperar la llave. Por un momento pensé que podía despertar de la pesadilla eterna y vivir realmente. Un instante... un único instante en el que nuestros sueños se hicieran realidad.
El mensaje se vuelve a repetir. Entramos, pues, en el bucle del vicio. Las preguntas que antes no nos atrevíamos a formular salen por sí solas de nuestros labios. ¿Podemos confiar en esas imágenes que inundan nuestras cabezas? ¿Podremos llegar a ser tan fuertes, tan infranqueables, tan impenetrables que halláramos la forma de acabar con todo esto? ¿Y qué hay más allá del Edén? ¿Y si rompiésemos el espejo? ¿Luna nos revelaría entonces el secreto? Tal vez la felicidad no exista en realidad, o tal vez sí, no lo sé. Pero lo que sí sé es que nos estamos quemando por dentro con cada paso al frente que damos.
Quiero liberarme de esas imágenes del pasado, sean reales o pura fantasía.
Quiero ganar este juego del Elíseo cueste lo que cueste.
�� ���� Blues Hendrix les desea unas Felices Fiestas! ���� ��
ResponderEliminar¡Hola, los delirios de Pandora! formo parte de la iniciativa 'Seamos Seguidores'.
Ya te sigo de vuelta. Tienes un excelente contenido.
Mi blog es: blueshendrix.blogspot.com
Un saludo ¡Nos leemos!
¡Bienvenido al jardín del Edén! Muchas gracias por el feedback, compañero. Espero que disfrutes de los secretos que se revelan en este paraíso oculto. Espero verte por estos lares de nuevo muy pronto. Un fuerte abrazo.
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