» Recordando pequeños fragmentos del origen I

Puede que fuera como una niña pequeña ingenua y siempre sonriente, la cual se adentró en el bosque a jugar junto al canto de los pájaros y que se encontró con una pequeña cajita cuando decidió acercarse al río. La abrió con la esperanza de escuchar alguna dulce melodía y encontrar un secreto, pero no fue así. La caja, a pesar de sus dimensiones llamativos y su extremada belleza, no contenía nada. La pobre muchacha, entristecida, se limitó a llevarse esa caja a su guarida, a aquel lugar al que consideraba su hogar. Fue entonces cuando su vida empezó a cambiar para siempre, trayendo al mundo crueldades denominados "hombres". Fue entonces cuando esa misteriosa cajita empezó a llenarse...

¿Pero de qué? Nadie lo sabe excepto ella. No sólo el mundo cambió, sino que la linda joven también. Ahora había llegado su momento. Este era su momento de gloria, el tiempo se había convertido en oro puro para poder ser determinante y cambiarlo todo.

Amor, violencia, lujuria, muerte, misterio, miedo, crueldad, tristeza, venganza, soledad, locura, engaño, eternidad, secretos, poder, ilusión, egoísmo, sufrimiento, envidia, celos, ataduras, castigos, placer, pobreza, hipocresía, oscuridad, vanidad, reflejos, esperanza, verdad, posesión, dominación, sumisión, rebelión, desconfianza, prohibición...

Todo esto no era más que el principio.

[ . . . ]

No sé muy bien por qué lo hice. Supongo que mi existencia necesitaba respirar. Escapar. Tener un lugar a dónde huir de la realidad. Cerrar los ojos para no volverlos a abrir jamás. Y así es cómo me adentré en lugares completamente desconocidos hasta que la noción del tiempo desapareció. Sin saber quién soy en realidad. Esta es la cara oculta que me domina desde que recogí aquella caja e hice de este lugar mi reino, mi nuevo hogar verdadero. Un sitio donde podría expresar todo tipo de pensamientos sin acusaciones ni miradas y poder liberar los sentimientos que escondía bajo llave dentro de mi corazón, pues aquí no existen dedos acusadores que me señalen descaradamente.

Sí, lo sé. Me está dominando la locura y el sin sentido. Esta es la máscara que esconde mi ser, pero aquí no la necesito. Aquí puedo ser yo (si es verdad que en realidad tengo un yo, y sólo uno). Habito en soledad en este pequeño paraíso. Sin intrusos, sin violadores, sin traidores o asesinos... En definitiva, sin hombres. ¿Se me echará de menos? ¿Será mi rostro recordado? ¿Alguien vendrá a buscarme? No lo sé, pero creo que tampoco me importa. Soy libre de todo tipo de ataduras y este es mi lugar secreto. Sólo mío.

[ . . . ]

No quiero ser recordada. ¿Para qué? Lo siento, ya me harté de mis momentos de gloria y también de pensar en todo aquello que hace que me marchite. Simplemente existo y aquí estoy, ¿pero durante cuánto tiempo? Es un completo misterio. Puede que sólo sea esa voz, tu voz, el que escuchará todo lo que yo susurre, sin saber lo que pasará al final. Pero no temas, ese no eres tú, sino yo. O puede que tampoco. Ahora soy la voz de la duda que existe. ¿Te confunde? No te preocupes, no te haré daño, sólo soy yo, ¿recuerdas?. Me olvidarás pronto, pero por ahora serás mi presa o puede que mi invitado. Eso depende de ti. 

Bienvenido a mi jardín. Unos lo consideran una pesadilla, pero para otros se trata de un paraíso. ¿Qué será para ti? Pronto lo descubrirás. Ven, siéntate, pide tu taza de té y cierra los ojos. Sueña. Siente. Ahora estás en mi mundo. El trece será tu número. Encanta, soy la voz de la duda, lo misterioso. Sólo soy Pandora. No tendré forma para ti a menos que tú me la des. Abre los ojos, ¿qué ves? ¿Sólo oyes mi voz? Pandora significa "regalo para los hombres". Así pues, soy un regalo, tu regalo. ¿Y bien? ¿Sólo soy una voz con nombre? ¿La duda, quizás? Sólo soy Pandora y esta es mi Iglesia.